El Nuevo Herald
Dec. 17, 2004

Joven que llegó en una caja enfrenta audiencia

WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald

Fueron seis horas de total incertidumbre, en posición fetal dentro de una caja oscura, apenas con unos agujeros para respirar y una botella de agua como única provisión para la intrépida aventura que la traería a Miami. Pero cuatro meses después de un viaje que hizo historia en la prensa internacional, Sandra de los Santos se ha despojado de esos recuerdos, como si la travesía sólo hubiera ocurrido en la imaginación.

''Todo eso se fue de mi mente, no recuerdo la caja, nada... es como si hubiera tenido un sueño'', relató De los Santos, de 24 años. ``Yo pienso que volví a nacer''.

Desde entonces, la joven está enfrascada en adaptarse a la nueva vida, no sin tropiezos emocionales. Sin familia en Miami, lejos de la ''muralla sentimental'' que siempre significó su abuela Guillermina Ramos y con el desafío de labrarse un futuro en EEUU, De los Santos enfrentará hoy el mayor obstáculo de su breve estancia norteamericana: un tribunal de inmigración.

Ella comparecerá esta mañana ante un juez de inmigración para convencerlo de que su caso tiene méritos para beneficiarse de un asilo político. Es su única opción para poder normalizar su situación, pues las personas que arriban a territorio estadounidense como polizones no tienen derecho a ajustar su status migratorio por otra vía, ni siquiera acudiendo a Ley de Ajuste Cubano (CAA).

Pero la fecha de la audiencia judicial comporta una significativa coincidencia para la joven: es el día de las festividades de San Lázaro, un santo muy venerado entre los cubanos dentro y fuera de la isla. Las peticiones ante la imagen del santo, que los cultos sincréticos afrocubanos identifican con el orisha Babalú Ayé, convocan anualmente a miles de devotos, en el Rincón de La Habana y en su réplica de Hialeah.

''Esta casualidad puede ser un designio divino'', comentó sonriente. ``Yo soy optimista y lo dejo todo en manos de Dios''.

Los abogados Kendall Coffey y Willy Allen, quienes representan gratuitamente a De los Santos, están confiados en los méritos del caso.

''Su salida de Cuba, sus declaraciones sobre la vida allá y la enorme publicidad que ha recibido el caso, la convertirían en foco de hostigamiento y persecución política de ser retornada a la isla'', argumentó Allen, quien utilizará como testigos a un experto en el tema racial en la isla, una sicóloga y un ex oficial de la Seguridad del Estado.

Sin embargo, no será fácil la concesión de asilo en momentos en que EEUU trata de reforzar el control de sus fronteras y frenar toda alternativa de inmigración legal.

Allen enfatizó que ella es ''una hija legítima de la revolución de Fidel Castro'' que, sin ser 'contaminada' por familiares exiliados ni viajes al exterior, se convenció un día de ''la falsa igualdad social'' proclamada por el régimen cubano.

De los Santos confiesa que estaba decidida a marcharse de Cuba desde 1999, ``cuando me dí cuenta de que todo era una basura, una gran mentira, y que no tendría futuro allí''.

''Fue muy difícil desde entonces encontrar una vía de escape, pero la encontré y no vacilé un minuto en Bahamas en que mi meta era llegar a Estados Unidos'', recordó.

Rememoró que su padre --ya fallecido-- fue un artillero en Playa Girón que llegó a ingresar al Partido Comunista, pero en 1984 fue despojado de la militancia al descubrirse sus creencias en la santería.

Luego de dos años en la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana, De los Santos decidió abandonar los estudios y ganarse la vida vendiendo tabacos en moneda convertible.

''Dejé la carrera porque era absurdo estudiar para algo que no iba a poder realizar'', expresó. ``¿Qué leyes iba a aplicar en Cuba? ¿Para qué iba a servirme todo eso?''

Fue entonces que comenzaron a fraguarse los planes de la salida, que finalmente ocurrió el pasado 10 de mayo, rumbo a Nassau. Tres meses después, el 24 de agosto, viajaba a Miami en una estrecha caja de madera, despachada por la agencia DHL, en circunstancias que no quiere revelar.

''No tuve miedo, nunca pasó por mi cabeza el miedo'', relató. ``Pensé entonces en que tenía que soportar, porque la vida me había dado esa oportunidad para mejorar; sentí mucho calor, sudé bárbaramente y tomé agua una sola vez en todo el trayecto. Fue un acto de desesperación''.

Su ideal de realización se resume en ``estudiar Sicología, tener familia, poder darle a mis hijos una vida con opciones y traer de Cuba a mi abuela de 90 años, aunque sea de visita''.

''Lo que nunca seré es una ovejita dócil, ni en Cuba lo fui ni tampoco acá'', aseveró.