El sr. Dr. Gerhard Schrömpgens, jefe del Departamento América Latina del Ministerio alemán de Exteriores, precisó el 30 de agosto de 2006 la posición oficial (del gobierno alemán) en cuanto a Cuba, luego de los cambios ocurridos tras el anuncio oficial por parte de las autoridades cubanas el pasado 31 de julio de 2006. En dicha información el gobierno cubano dió a conocer que los asuntos de estado y de gobierno pasaban a manos de una junta, debido a una incapacidad temporal de Fidel Castro, presuntamente debida a razones de salud.
 

Una grave enfermedad y una intervención quirúrgica obligaron a Fidel Castro  -por primera vez en los 47 años que lleva en el poder- a traspasar el gobierno a su hermano Raúl con carácter transitorio, auqnue es de notar también por tiempo indefinido.

No somos profetas (el Ministerio alemán de Exteriores), pero interpretamos esto tal vez como el comienzo de una nueva era, la era postcastrista, que ocurre en momentos en que todos los ojos están puestos en el Medio Oriente.

La manera en que los medios alemanes reflejaron ese acontecimiento fue una mezcla singular de nostalgia y de admiración. Digo singular porque la situación imperante en Cuba está lejos de cualquier romanticismo. La mayoría de los cubanos vive bajo condiciones desoladoras con un sistema político-social quebrantado, sin espacio para el desarrollo individual y carentes de los derechos humanos más elementales. La mayoría de nosotros desearía que pronto se produzca un cambio en esta situación. Sabemos de buena tinta que Fidel Castro está gravemente enfermo, aunque desconocemos exactamente, cuál es el mal. Suponemos que tiene cáncer intestinal. Suponiendo que esto sea cierto, el proceso de recuperación puede durar mucho tiempo. Sin embargo, el comienzo del fin de su dominio parece que ha comenzado. ¿Cuáles son las consecuencias políticas de esa enfermedad? Como establece la constitución cubana vigente, su hermano Raúl asumió la presidencia del estado, del gobierno y la dirección del Partido Comunista. Estos nuevos cargos se unen a su responsabilidad al frente de las fuerzas armadas. Hay que tomar nota sin embargo, que Fidel Castro depositó la dirección de los “programas dirigidos a ganar prestigio” (es decir, los relacionados con la salud y la educación) en manos de jóvenes cuadros. Uno de ellos es el vicepresidente Carlos Lage, quien es relativamente jóven. El otro es el ministro de asuntos exteriores, Pérez Roque, quien con 41 años es aún más jóven, que Lage. Es posible que más adelante se incorporen nuevos nombres a la lista de la máxima dirección, pero esto depende de Raúl Castro y su interés en catapultar a la cúpula a gente de su confianza, pues es de notar que ni Lage ni Pérez Roque pertenecen al círculo de “íntimos” del jefe de las fuerzas armadas. Esto es un hecho a tomar en cuenta antes de pasar a cualquier análisis en el terreno especulativo sobre el posible rumbo que podrían tomar las cosas en un futuro. Lo primero es nuestra convicción (del gobierno alemán) de que el futuro del país será decidido por los propios cubanos, aunque existan otros factores que en un momento determinado podrían incidir, pues no es ningún secreto la existencia de intereses específicos en la cuestión cubana – y en esto estoy pensando en los americanos – quienes tratarán de influir sobre el curso de los acontecimientos. En otro nivel y de otra manera Europa tiene también interés en no “verse excluida de la piñata”, en primer lugar España. En este orden de pensamiento hay que notar otro aspecto y es lo difícil que bajo las circunstancias actuales resulta predecir, cuál será la posición que asumirá la Venezuela de Chávez.

En cuanto al traspaso temporal de poderes nosotros (el gobierno alemán) nos basamos en “fuentes de información extranjeras” (frase original). Según dichas fuentes el traspaso de poderes fue preparado de antemano hace tiempo. Es decir, que no fué una decisión tomada con precipitación de la noche a la mañana. Aunque no podemos descartar que más adelante se produzcan eventualmente brotes de represión o violencia, hemos constatado que el traspaso de poderes se realizó conforme a la constitución vigente, lo cual podría indicar cierta disposición de la cúpula gobernante para realizar cambios de manera pacífica. Por nuestra parte esperamos que así sea. En cuanto a los cambios pensamos que a corto plazo no habrá ninguno, pues el gobierno estaba preparado para esta nueva situación (es decir, la enfermedad de Fidel Castro) y no los tomó por sorpresa. No recomendamos que en el análisis de las circunstancias actuales se tome como punto de partida situaciones presuntamente semejantes a las que ocurrieron en los antiguos estados del desaparecido bloque pro-soviético de Europa del Este, pues esto podría conducir a conclusiones erradas.

A nuestro juicio una de las principales diferencias es que Cuba no se encuentra aislada desde el punto de vista del contexto internacional. Por ejemplo fue elegida en el recién constituido Consejo de Derechos Humanos de la ONU, algo indebido a nuestro juicio porque convierte al ladrón en policía. Siguiendo esta misma línea de pensamiento hay que destacar el respaldo que brinda a Cuba sus vecinos latinoamericanos. Permítanme recordarles la reunión del MERCOSUR en Argentina en la que Castro recibió el tratamiento de estrella principal. Además hay otros dos factores importantes que son la nueva izquierda latinoamericana y el petroleo venezolano. Este último le ha otorgado a Cuba una libertad de maniobra con la que desde hacía tiempo no contaba. En contraposición con los países de Europa del Este que veían en la Unión Soviética una potencia ocupante, los cubanos no ven al socialismo cubano como algo impuesto por una potencia extranjera. Otra diferencia importante está en la posición cubana hacia Estados Unidos, la cual coincide con el rechazo generalizado de toda América Latina a la política del gobierno de Washington. No creo que en los próximos meses seamos testigos de cambios sensacionales en Cuba. De momento el poder está en manos de Raúl, pero es de pensar que desde su cama Fidel sigue moviendo los hilos de la trama.

A nuestro juicio lo más probable a mediano o largo plazo será una transferencia del poder político a Raúl Castro, quien pensamos trate de complementar su poder autocrático, incorporando a la cúpula un equipo de tecnócratas. De hecho Raúl ya está trabajando con un equipo de asesores. Sobre el hermano de Fidel Castro no sabemos mucho. Siempre actuó desde la distancia, opacado por la sombra de su hermano. Tiene a su favor un poder organizativo que demostró en la estructura que le confirió al ejército y a las fuerzas de seguridad. Por su avanzada edad (tiene ya 75 años) y su escaso carisma, suponemos que Raúl sea una figura transitoria. Su poder consiste en la casta militar. Ella constituye la base de su poder. Dicho sea de paso, el ejército – pensamos (es decir, el gobierno alemán) que desempeñará un papel clave en el proceso (de cambios) – es uno de los motores principales de la economía cubana. Los militares están presentes desde la zafra azucarera hasta el turismo en esa “economía del desabastecimiento” del sistema cubano. Consideramos que los nuevos mandatarios convertirán en su reto principal el satisfacer el clamor de la población para un mejoramiento de su situación económica. Basamos esta suposición en el hecho de que por no poseer ni el carisma ni la personalidad de su hermano y como jamás se le ha culpado de la miseria del país, Raúl podría trazarse el objetivo de lograr un mejoramiento gradual de la situación de los cubanos. Pensamos que las enquilosadas estructuras de una economía planificada se convertirán en su principal obstáculo para alcanzar ese objetivo. De ahí nuestra suposición de que bajo Raúl se inicie un proceso paulatino para permitir la iniciativa privada y la pequeña empresa. En esto hay que advertir de que la cúpula cubana cuenta con la experiencia de lo ocurrido en los países del bloque de Europa del Este. Otro elemento que habla a favor de que Raúl sea el artífice de lsa reformas es que cuando el desplome del Campo Comunista y de la URSS fue precisamente el hermano de Castro quien inició el proceso de flexibilización de la Economía transfiriendo elementos de autogestión a las empresas estatales, imprimiéndoles ciertas semejanzas con nuestros métodos para el manejo de la economía empresarial. Tampoco podemos olvidar que a todo aquello se le dió marcha atrás y practicamente hoy ya no queda casi nada de esos cambios. Tampoco podemos vaticinar que bajo el mandato de Raúl se introduzcan reformas económicas de corte chino o vietnamita. Dicho sea de paso, se trata de dos países que Raúl conoce bien.

La Cuba actual se encuentra en una situación mejor que en 1989 y es de pensar que el ejército apoye las reformas por ser el principal beneficiado de ellas (por las empresas en poder de los militares, las cuales mejorarían su gestión). Este posible escenario para el inicio de un proceso de transformaciones en Cuba es la tesis más favorecida por la mayoría de los observadores de la situación en la Isla. Luego está la cuestión de lo que hará Estados Unidos. A nuestro juicio el hecho de verse tan comprometido en otras regiones parece que ha determinado su política lationamericana actual de evitar conflictos. Más aún en el caso de Cuba por su ubicación geográfica, es decir, en el traspatio de Estados Unidos. Esto es lo que deducimos de la declaración del presidente Bush del 7 de agosto del presente año en la que se refirió a que el pueblo cubano debía decidir por sí mismo la cuestión sobre el camino más indicado que lo saque de la tiranía hacia otra sociedad. Esas declaraciones contribuyeron a calmar los ánimos. Si bien no se avisora un cambio de actitud de Estados Unidos en cuanto a su política de mano dura hacia Cuba - concretamente una flexibilización del embargo -  todo parece indicar que de momento su principal interés es evitar un nuevo Mariel. Tampoco puede descartarse de los posibles escenarios que se produzcan provocaciones de los cubanos exiliados de Miami. Creemos que en el proceso de transicion que se avecina el exilio cubano no va a desempeñar un papel decisivo. Por otro lado todo parece indicar que la mayoría de los cubano-americanos considera que su futuro no está en Cuba sino en Estados Unidos.

En cuanto a los cubanos de la Isla hay que destacar la calma con que reacción la población ante la noticia de la enfermedad de Fidel. Esto también es válido para la oposición, cuyo papel y peso en el panorama cubano es modesto y limitado por las razones que todos conocemos. Consideramos loable que tras conocerse la noticia sobre el traspaso temporal de poderes, los principales líderes opositores hicieron un llamado a la población para guardar la calma. El gobierno alemán apoya este tipo de llamamientos, aunque es conciente de que en parte se deben al temor de las represalias por parte de un régimen derrotado y devorado por la incertidumbre de sentirse en una situación de transición. Según el punto de vista del gobierno alemán en el proceso para alcanzar más libertad y democracia en Cuba esto puede conseguirse solo mediante una transición pacífica desde adentro y no por la vía de una revolución violenta desde afuera. De ahí nuestro apoyo a los gérmenes de movimiento opositor en Cuba, concretamente el Movimiento Cristiano Liberación encabezado por Oswaldo Payá. Sus demandas de más derechos políticos para todos los cubanos, elecciones, liberación de los presos, etc, ponen el dedo sobre la yaga del sistema socialista cubano. El hecho de que hayan recogido más de 25.000 firmas demuestra que ese movimiento no es algo ficticio, sino que es un movimiento surgido desde el interior del pueblo cubano, fruto de su frustración y su rechazo a seguir soportando el sistema de dominio impuesto en el país. Nos agrada que el Proyecto Varela retome la idea cristiana de la reconciliación, elemento vital para la reconstrucción de la sociedad cubana, pues precisamente la idea de la reconciliación se corresponde con nuestra visión de que el potencial violento de la transición sería mucho mayor, si en la propuesta de cambios no se incluyeran las garantías para los militares. En otro orden a Alemania no le interesa un desenlace violento de este proceso por los miles de turistas que visitan el país. De ahí que el objetivo de la política alemana sea contribuir junto a los otros socios de la UE a que en Cuba se produzca una transición pacífica que respete los derechos humanos y que incluya a todos los cubanos. Por eso consideramos (es decir, el gobierno alemán) que debemos apoyar cualquier intento por introducir reformas económicas, aún en el caso de que el ejecutor sea un miembro del régimen actual, como sería el caso de Raúl Castro. Tenemos que aprovechar esta oportunidad. Esto lo vemos como una contribución al objetivo de lograr nuestro objetivo de lograr algún día el restablecimiento de la democracia en Cuba.