El Nuevo Herald
Sep. 05, 2004

Empresarios chilenos hacen negocios en la isla

GABRIELA DONOSO / Reuters
LA HABANA

Entre el comunismo y el libre mercado deambula un grupo de chilenos que desechó la vida en el país sudamericano, cuya economía abierta es enarbolada como ejemplo en la región, y se instaló en Cuba, atraído por convicciones políticas, pero también por jugosos negocios.

En los anaqueles de las tiendas cubanas en divisas, restringidas a quienes tengan acceso a dólares, abundan los productos de factura chilena o importados por una empresa con sede en el país sudamericano. El abanico va desde vinos hasta cubiertos plásticos de restaurantes, pasando por jugos y fideos.

Hacer negocios en uno de los últimos eslabones del comunismo tras el desmantelamiento de la Unión Soviética, no es tarea fácil. Hay que contar con la venia del gobierno de Fidel Castro, que supervisa de cerca la actividad comercial.

Quienes han llegado a formar parte del grupo de empresarios chilenos en Cuba provienen, en general, de grupos y partidos políticos de la izquierda chilena de la década de 1970, aplastada cruentamente por el golpe militar de Augusto Pinochet y los 17 años de dictadura, hasta 1990.

''Yo estoy aquí porque este país es lo que más se parece a lo que yo soñé, lo que en Chile no pudo ser. Yo podría tener este mismo negocio en cualquier otro país, pero la tengo acá porque me interesa consolidar esto'', dijo Guillermo Jorquera, dueño de la firma Merinter, con sede en la sureña ciudad chilena de Rancagua.

En las oficinas centrales de su empresa en Cuba, en el barrio del Vedado, Jorquera exhibe orgulloso imágenes de la ciudad de su padre, Constitución, junto a fotos con Castro.

Cuba recibió una gran oleada de inmigrantes chilenos durante los años del gobierno de Salvador Allende en Chile, de 1971 a 1973, y luego durante la dictadura de Augusto Pinochet. De ellos sólo quedan hoy unos 250 residentes y un puñado de empresarios.

''Yo creo que hay un factor adicional, que es clave para la presencia de chilenos en el área comercial acá, que es el de las relaciones políticas, es decir a qué estaban dedicados ellos hace 20 años'', dijo Christian Blasco, cónsul de Chile en Cuba. ``Ellos vieron después oportunidades considerando sus contactos''.

Es el caso de Max Marambio, un amigo de Castro que recibió entrenamiento militar en Cuba y que dejó Chile tras pertenecer al entonces armado Movimiento de Izquierda Revolucionaria y ser guardaespalda personal del presidente Salvador Allende, para formar un imperio en Cuba que incluye asociaciones con el estado.

La mayoría de los empresarios chilenos que manejan filiales en La Habana, importan bajo su cuenta y riesgo los bienes que quieren vender en la isla y se los entregan a crédito a las entidades estatales que manejan el turismo y el comercio.

Con las divisas recolectadas, tras la aplicación de un margen de ganancia que bordea oficialmente el 2.4 por ciento, las empresas reciben sus pagos de vuelta, explicó Jorquera.

''Cuba necesita casi que de todo. La industria del turismo necesita de buenos insumos para consolidarla y yo busco en los mejores términos posibles, a lo mejores precios. Comercialmente tiene mucho sentido'', añadió.

Angel Domper se radicó en Cuba a inicios de la década pasada. Es uno de los más prominentes empresarios en la isla y en la década de 1980 fue dirigente estudiantil en su país.

Desencantado de la transición democrática en Chile, en la que Pinochet siguió dirigiendo el ejército, y se transformó luego en senador vitalicio, Domper levantó vuelo hacia un país que le ofrecía buenas oportunidades comerciales y en el que además se casó con la hija menor del guerrillero Ernesto ''Che'' Guevara.

Cuba abría por entonces las puertas al comercio en dólares con pequeñas tiendas en un período en que la vida de la población cayó del cielo al suelo, tras el desmoronamiento de la ex Unión Soviética. Fue el llamado ``período especial''.

''Yo vine acá a hacer negocios, no tenía una cercanía ideológica con el gobierno previa y soy un hombre de izquierda progresista, pero no comunista'', comentó Domper, que espera pronto emprender nuevos negocios en México ante el retroceso a las reformas de apertura económica que ha tenido el gobierno cubano.

''La apertura nace de la necesidad, pero estemos claros de que en cuanto tengan oportunidad van a retroceder con todo'', añadió.