Conspiración del Silencio
Manuel DeArmas

Capítulo VI:  La Ordén Incumplida

Hay en el hombre un instinto de conservación; una constante preocupación por conservar la salud y la vida, por alejarnos del peligro, por perpetuarnos. Es como un afán de ganarle la batalla a la muerte, inescapable y fatal. Es el instinto de reproducción en el que le ganamos esa batalla, porque seguimos viviendo en nuestros hijos. Esa preocupación es tan vieja como el hombre mismo y aparece en todas las religiones en forma de otras vidas despues de la presente; otra vida mejor, mas pura, mas elevada, de la que nos hablan filósofos y teólogos, pero de la que realmente muy poco sabemos, que es fuente permanente de inquietud y mueve nuestra curiosidad.

La muerte es la mayor experiencia de la vida, es su mayor desafio. Despierta un afan incontenible por saber que hay mas alla, una curiosidad insuperable por asomarnos y darle una ojeada a la otra parte y descubrir el gran misterio. En toda la historia han habido hombres osados que han desafiado el peligro mortal y encuentran en ello una exitación y un deleite incomparable. Es como un instinto de destrucción, contrario al de conservación que todos llevamos dentro, pero que solo algunos tienen la osadia de practicarlos. Son estos los heroes que tanto admiramos en cine y teatros, en los deportes, en el toreo, en toda actividad peligrosa que conlleva un riesgo para la vida.

Por otra parte, es limitada la forma en que podemos expresar nuestros sentimentos, o tambien, hay sentimientos y sensaciones que no podemos expresar en palabras, de manera que solo la experiencia personal nos da una terminada idea de los mismos.

El abogado que durante 29 años ha defendido a sus clientes presos cree que conoce todas sus reacciones, que sabe como piensa y siente un hombre preso; sin embargo, cuando el mismo es el preso, cuando esta materialmente detrás de las re jas, es que llega a conocer realmente la situación y estado de ánimo del hombre preso. Nadie pudo-trasmitirle aquellas nuevas sensaciones durante 20 largos años, ni tal vez el pueda trasmitirlas ahora a los demas. Lo mismo ocurre a los medicos que han trabajado toda la vida con enfermos, que han dedicado toda su vida a estudiar al enfermo y creen conocer todo lo relacionado con los mismos, pero cuando los enfermos son ellos, entonces ven la situación desde otro plano, desde una nueva dimensión que no lo habian observado durante toda una laboriosa vida profesional.

Manolo llevaba en si elementos de aficción al riesgo, al peligro, al instinto de destrucción y traía gravado en su alma las experiencias del comunismo. Trataba de explicarse, pero no lo comprendian, Quería advertir sobre el peligro de Fidel Castro, pero nadie lo creia. A la luz de su experiencia podia ver el próximo movimiento de los comunistas, pero una y otra vez esperábamos que ocurrieran los hechos para entonces empezar a tomar medidas. Era una situación derrotista, a la defensiva y desde el punto de vista de Manolo incomprensible y suicida.

Manolo habia observado como actuaba el Directorio General de Inteligencia, el llamado D.G.I. que es el aparato de inteligencia y espionage cubano. Habia advertido repetidamente sobre su peligrosidad, su extensión su infiltración y sus objetivos, pero no le creían, de manera que decidó infiltrarse dentro del espionaje cubano para verificar como actuaba, conocer sus actividades, entrar dentro de sus interioridades y regresar con la necesaria información, lo cual hasta el presente nadie habia hecho.

Si sus experiencias anteriores no eran lo suficientemente válidas para convencer, traería evidencias nuevas que robustecerían su pensamiento y nos convenciera de la gravedad de la situación.

Cuando llego a Miami Manolo tenia esta idea como una obseción. No sabia como la haría, pero estaba decidido a hacerlo sin detenerse ante nada ni amilanarse ante las dificultades.

Cuando llegó a Miami, su covertura fue como VicePresidente de una Agencia de Investigaciones Privadas. La posición era ideal puesto que tendría flexibilidad en el trabajo y podia dedicar gran parte de su tiempo a trabajar con la organización anti-Castrista y lo que para el era mas importante, ver como entraba en contacto con agentes de inteligencia cubana.

Tan pronto inició sus actividades se enteró que la superestructura formada cuidadosamente en tipo de células y encargadas de las acciones que se estaban realizando en todo el mundo, habian sido infiltradas por la DGI y que dos de sus agentes estaban en su dirección. Manolo exploró contactos personales con ambos, pero consiguió mayor éxito con Carlos Efanci, al que empezó a cultivar hasta hacer una estrecha amistad.

Las actividades anti-Castristas seguian su curso, pero ya Manolo no tenia ninguna fe en sus gestiones y la utilizaba solo como medio para conseguir sus fines. En aquel momento se pensaba llevar a cabo actividades de ataque personales contra los representantes comunistas de Cuba en Mejico, así como contra los edificios donde radicaban esas representaciones, pero hacia falta hacer un contacto con autoridades mejicanas que quisieran colaborar y prestaran su ayuda.

Manolo se ofreció inmediatamente diciendo que tenia ese contacto. Se recordó del funcionário mejicano que colaboró para la detención en el caso de Rocas-Bustamante y se acordó que fuera con su amigo Efanci hasta la capital mejicana para buscar el contacto necesario.

Manolo sabia que en Mejico habia una extraordinaria actividad del espionaje cubano y al ir acompañado de un agente de ese espionaje le facilitaría la operación de infiltración.

La Agencia conocia de ese viaje y lo aprobó. Manolo sabia que el funcionario que supuestamente buscaban no estaba en la Capital, pero el viaje venia perfecto dentro de sus planes.

Se hospedaron en el Fiesta Palace Hotel, situado en la Avenida de la Reforma y empezaron las gestiones para hacer contacto con el funcionario mejicano que se esparaba colaboraría con los anti-Castristas. Manolo fue poco a poco llevando al ánimo de Efanci que estaba pasando por una terrible crisis emocional en la que perdia la fe sobre el éxito y hasta la utilidad de lo que estaban haciendo. Efanci se mostraba cquteloso y prudente, sin que Manolo lograra quebrar su hermetismo.
En estas condiciones Manolo decidió jugarse una carta peligrosa y le confesó que era un agente de la CIA que trabajaba como infiltrado en la organización anti-Castrista. Efanci no estaba preparado para esa confesión. Le agradeció la confianza que en el depositaba, pero creía que Manolo no debia haber hecho esa tan franca declaración.

Sin embargo, pronto la confesión empezó a dar sus frutos. Efanci le dijo que tenia algunas amistades en Mejico porque cuando salio de Cuba lo habia hecho via Mejico y que uno de sus amigos los invitaba a comer esa noche.

El amigo de Efanci resultó ser Cesar Cuencas quien despues fuése identificado como General de la Dirección General de Inteligencia DGI, y uno de los jefes de la inteligencia cubana en Sur America.

Cesar Cuencas es un hombre de una estatura aproximada de 5'9", 170 lbs de peso, de tez blanca, ojos azules, pelo castaño, de un decir pausado y buenos modales quien se mostró muy interesado en Manolo y su vida.

Declaró que era un hombre de negocios en Mejico, donde habia llegado antes del triunfo de la revolución cubana. Agregó Cuencas que por exigencias de su negocio, hacia frecuentes viajes a Cuba y alli habia podido comprobar los logros alcanzados por la revolución. Como cubano Cuencas se sentia muy satisfecho, a pesar de que el decia era un hombre de negocios netamente mejicano y no politico. Manolo comprendió que todo marchaba bien cuando Cuencas se interesó por
su vida, su familia, sus relaciones anti-Castristas y Manolo aprovechó para mostrarse interesado por conocer la nueva situación en Cuba y confesarle que todo lo que sabia era por via de referencia interesada suministrada por los enemigos de la Revolución. Manolo sabia que Efanci debio haberle contado su conversación y confesiones y Cuenca se trago el anzuelo y mostraba creciente interes en Manolo. Al despedirse Cuenca le dio su teléfono y le dijo que cuando regresara a Mejico que lo llamara, pues era interesante hablar con personas jóvenes con caracter independiente.

Manolo estaba muy satisfecho con el resultado obtenido; las bases se habian establecido firmemente y ahora habia que ampliarlas. El contacto se habia hecho con un General del DGI de manera que un inicio a ese nivel era muy prometedor. La Agencia compartia el criterio y estaba conforme en seguirlos contactos para explorarlos al máximo. El motivo del viaje con respecto a la organizción anti-Castrista habia sido un fracaso porque estaban buscando en la Capital Mejicana a un individuo que estaba en la parte norte de Mejico, pero al mismo tiempo brindaba la oportunidad para otro viaje y un nuevo contacto con Cesar Cuencas.

Varias semanas mas tarde Manolo y Carlos Efanci hicieron un nuevo viaje a ciudad Mejico, se hospedaron en el mismo Hotel e hicieron contacto con Cuencas. Este demostró sus relaciones e influencias en Mejico llevandolos hasta el Ministerio de Gobernación donde localizaron al funcionario que estaban buscando y que Manolo sabia estaba en la parte norte de Mejico porque alli residia y estaba destacado.

Cuenca volvio a invitarlos a comer; ya las relaciones se habían desarrollado hasta un punto que Manolo se sintió con confianza para confesarle que estaba trabajando para una organización revolucionaria anti-Castrista y a la vez le insinuaba que ere un agente del gobierno infiltrado en esa organización, lo que desde luego ya Cuenca sabia. Manolo se mostró interesado en saber mas acerca de la revolución. Cuenca se interesaba mas en Manolo y seguia haciendole preguntas de carácter personal y terminó ofreciendole un contacto con funcionarios cubanos que visitaban frecuentemente a Mexico.

Las informaciones de Manolo fueron acogidas muy favorablemente por la C.I.A. Compartian el criterio que se habia avanzado mucho en ese segundo viaje y que debía seguirse el trabajo, pero cautelosamente. Manolo ya habia dado rienda suelta a su imaginación y no compartia el criterio de la Agencia, creía que este era el momento de escalar el contacto y aprovechar la visible buena impresión que habia causado en Cuenca y su interes en el caso de Manolo.

El supervisor de Manolo en Miami era un Latino que llevaba muchos años trabajando para la Agencia. Viendo la frustración de Manolo hablo con él y le explicó que muchas veces el mismo habia sentido esa misma frustracíon, pero el tiempo le habia enseñado que cuando la Agencia actuaba de una forma determinada, era porque tenía mas conocimiento del panorama general que el Agente y que definitiva, y a La larga, habia alguna razón para actuar como la hacian.

Manolo fingió aceptar como valedera la tesis de su control, pero en aquel momento estaba decidido a jugar las cartas que tenía en las manos, aún por encima del criterio de la Agencia.

Varias semanas mas tarde y conforme con instrucciones de la Agencia, Manolo se trasladó nuevamente hacia ciudad Mexico. Ya iba solo, no necesitaba de compañia; su relación con Cuencas era firme y afectuosa, ya Cuenca lo consideraba como un alidado, como alguien valioso que el habia conquistado para su causa, como su triunfo personal sobre el imperialismo yanqui.

Manolo se hospedó en el mismo Hotel, llamó a Cuencas que prometió venir a verlo mas tarde. Mientras Manolo desayunaba, se encontró con Ricardo Morales Navarrete (el Mono Navarrete) que trabajaba desde hacia años para la Agencia. Como se conocian, empezó la conversación típica entre agentes; mientras uno le preguntaba al otro que hacia y oia las mentiras que le contaba, estaba pensando que seria en lo que realmente estaria trabajando. El otro a su vez contaba lo que estaba haciendo que no era lo que realmente hacia y ahora, el que escuchaba, especulaba acerca de lo que realmente seria su verdadera misión.
Esta es una conducta aceptada y normal entre agentes.

Ricardo Morales Navarette era un agente que se disfrazába de agente secreto para que todo el mundo supiera que así lo era, de manera que cuando Cuencas llamó a Manolo por teléfono, ya lo habia visto desayunando con Morales Navarrete.

Cuando Manolo pudo deshacerse de Navarrete, se reunió con Cuencas. Su primera pregunta fué: Tu conoces al señor con quién estabas desayunando? Si, fué la rápida contesta de Manolo, es mi amigo Navarrete. Inmediatamente Cuencas le preguntó: Sabes tú lo que Navarrete es? Como no, fue la respuesta. El es un Agente de inteligencia lo mismo que yo.

Aquella rápida conversación terminó toda duda de Cuencas. Ya tenia a Manolo en sus manos! Al mismo tiempo, Manolo ya estaba seguro que lo habia sorprendido totalmente. El juego era del ratón y el gato, con la diferencia que ambos creian ser el gato y el otro el ratón!

Ahora Cuencas era mas directo, mas formal. El hombre de negocios que hasta ahora habla representado se convirtió en el General de la DGI y se hablaron concretamente sobre las conversaciones con un representante del gobierno cubano.

Hasta ahora todo habia marchado bien. Las mas enojosas situaciones habian sido superadas conforme a la mas estricta lógica, Cuencas creía que habia ido llevando a Manolo desde la duda hasta la deserción al contrário. Su trabajo con Manolo habia sido profesional y las posibilidades de un agente desertor que habia estado estrechamente vinculado a las organizaciones anti-Castristas y pertenecido al CIA eran de un alcance extraordinario.

No obstante, Cuencas pidió a Manolo que se quedara unos dias en Mejico. El propósito era verificar toda la información que Manolo habia dado y cuando su Control en Mejico le informó que estaban verificando esas informaciones, ya no habia dudas que el éxito estaba asegurado. Manolo le habia informado a Cuencas que a veces el tenia que hacer una escapada para salir de la presión en que se encontraba, pero que no podia esperar más porque su ausencia provocaría recelos y sospechas que era necesario evitar.

En las últimas entrevistas, Cuencas hablaba frecuentemente de Márcio Mejias Ricard, un político izquierdista dominicano, posible candidato a la Presidencia de la República Dominicana que viajaba frecuentemente a Miami y según Cuencas, era molestado por la policia y todas las Agencias de investigaciones.
Cuencas quería que Manolo se pusiéra en contacto con él, porque sería una figura determinante en el futuro.

Manolo tenia que regresar. Le dio su teléfono a Cuencas y le dijo que cuando todo estubiera listo para la entrevista con el funcionario cubano, que se lo hiciera saber y el vendría nuevamente a Mejico.

Cuencas le dijo que Marcio Mejias Ricard lo llamaría a su casa durante su próxima visita a Miami. Efectivamente, Mejias Ricard lo llamó en una ocasión estando Manolo ausente, pero el propósito parece que no era entrevistarse con él, porque llamó desde el aeropuerto en el momento que segun informó, se marchaba del país.

Al regresar Manolo e informar en detalle sobre todo lo que se había avanzado, surgieron diferencias entre la evaluación de la Agencia y la que Manolo hacia de la situación hasta el presente. La Agencia quería que se estrecharan los vínculos con Márcio Mejias Ricard y se explorara ese camino mientras Manolo sostenía que eso era seguir tras lo accesorio y dejar lo principal.

Lo importante para Manolo no era establecer una relación de mas o manos posibilidades en el futuro, sino entrar dentro de la DGI, saber lo que se proponía hacer, conocer sus planes, su estructura, sus relaciones, hasta donde llegaba la infiltración y quienes eran los infiltrados; quienes hacian posible el progreso del enemigo; quienes lo estaban ayudando y así saber como combatirlo y derrotarlo.

La Agencia quería situar un peón, Manolo quería dar un jaque mate. La Agencia quería contemplar el juego comunista, Manolo quería entrar dentro de su juego y desbaratarlo, sacarlo a la luz pública, darlo a conocer para que despierten los hombres libres de America. Para que luchan ahora dentro de cada país y no cuando el comunismo se apodere del poder público y se haga fuerte con la ayuda de la Rusia Soviética utilizando su satelite en el Caribe. La Agencia quería poner un parche inocuo en el grano maligno, Manolo quería el doloroso pero necesario proceso operatorio que salvara la vida amenazada de toda la America, incluyendo a los Estados Unidos.

Había vivido dentro del comunismo; conocia la mesianica maldad de sus dirigentes; sabia que no se detendrian ante nada, sino ante la derrota y había que derrotarlos, que extirparlos ahora o cada dia seria peor la situación para los pueblos libres y la democracia.

Para poder vencer la resistencia al ambicioso proyecto, Manolo a veces forzába las situaciones, les agregaba circunstancias secundarias que en nada modificaban al hecho pero que servian para suavisar la aceptación del trabajo.

Cuando al fin la Agencia acepto que se siguiera adelante con el trabajo, la decisión llegaba a tiempo porque Cuencas se comunicó con Manolo para decirle que ya estaba en Mejico la persona que esperaban.

Manolo repitió el viaje a Mejico, se hospedo en el mismo Hotel pero ahora los procedimientos eran distintos, en vez de citarlo en un lugar determinado, le dijeron que saliera caminando por la Avenida de la Reforma y que alguien se le uniría. Manolo salio caminando en la dirección que le habian indicado y al poco rato Cuencas estaba a su lado; siguieron caminando hasta que entraron en un pequeño cafe y se sentaron en una mesa donde estaba esperandolos un hombre de pelo castaño, unas 140 lbs de peso, de caracter enérgico y que se indentificó como Luis Pascual, quien en aquella entrevista fungió como miembro de la Casa de Amistad con los Pueblos.

Luis Pascual habia estado en Chile cuando los acontecimientos que condujeron a la destitución de Salvador Allende y por su actuación había sido condecorado por Fidel Castro.

Pascual actuaba en forma agresiva; no debia tener mayor grado dentro de la DGI que Cuencas, pero parecia estar a cargo de toda la operación y desenvolverse con autoridad y soltura.

Hablo mucho con Manolo; ya parecia que tenian toda la información que se habia sembrado cuidadosamente y que coincidia con la ofrecida por el. Manolo ratificó su propósito de incorporarse a la DGI, pero como tenia familia, necesitaba dejar resueltas algunas cuestiones antes de poder sostener con ellos la próxima entrevista que ya se habia planeado y que tendría efecto no en Mejico pero en Caracas, Venezuela. La Agencia se mostraba complacida y hasta entusiasmada con el progreso de las conversaciones, pero les preocupaba el hecho de que la próxima entrevista tomara lugar en Venezuela y no en Mejico, ya que no se podia establecer la razón de que fuése así, empezaron de nuevo las preocupaciones y las dudas.

Manolo estaba tan envuelto en este proyecto que no hacia nada en la Organización revolucionaria ni otra cosa que no fuera este, el empeño que para el tenia todas las prioridades. Durante dias revisaba todo lo que habia dicho, sabia que todavia tendría que enfrentarse a lo mejor de la DGI; que seria interrogado una y otra vez; que se le harian toda clase de analisis psicológicos, que se rebuscaría en sus antecedentes, que se analizarían todas sus manifestaciones, de la primera a la última; habian tenido tiempo de estudiar sus motivaciones y el criterio favorable de Cuencas, solo era una laternativa a considerar. Sabia que estaba jugando con candela y un paso en falso lanzaría al abismo, no solo a su persona, sino al cuidadoso trabajo que venia realizando desde hacia mas de seis meses. Para Manolo su enfrentamiento con la DGI representaba la lucha del hombre libre contra el hombre esclavizado, contra el Estado Totalitario, contra la oscuridad que avanza y quiere apagar la luz, la libertad, la dignidad plena del hombre. Representaba la lucha del cubano libre contra el cubano esclavizado. Esta era nuestra lucha y no podia fallar. Se sentia de nuevo con los nervios tensos pero la mente clara; conocia al enemigo y su maldad; lo habia estudiado cuidadosamente, sabia lo que se proponían hacer y deseaba dominarlos, vencerlos, humillarlos, destruir su mentirosa campaña de infalibles y llevarlos al ridículo y a la pública condenación cuando expusiera sus métodos, su traición y en la forma que esta engañando a los pueblos de America.

La suerte estaba echada y en ella iba la vida. No podia fallar...

Cuando Manolo viajaba en el avión hacia Caracas, Venezuela, sabia que habia llegado el momento culminante de su vida. Paso revista y encontró que habia llevado una existencia llena de peligros, de riesgos, de luchas exteriores e interiores buscando una solución al problema que empezó siendo suyo, despues de los cubanos y ahora era de todo el mundo libre, de los principios Cristianos, de libre empresa, de soberania popular que formaban la estructura de la Civilización Occidental.

Nos habiamos acostumbrado a vivir con y en esos principios y ya los considerabamos como naturales e inherentes a la persona humana, de manera que nadie podia eliminarlos. Solo cuando caíamos en poder de la barbarie y la maldad, cuando se eclipsaban los valores Occidentales Cristianos, cuando veíamos en la práctica lo que nos habian dicho en teoria, era entonces cuando apreciábamos aquellos valores y veíamos la necesidad imperiosa de luchar por ellos.

Fidel Castro le habia dado una mística a la maldad inherente al comunismo. A los métodos elaborados por el comunismo en medio siglo, le habia añadido la palabra, la astucia política y el oportunismo del genio latino. La densa estructura rusa, difícil de comprender y asimilar, habia sido lubricada por la agilidad latina y su éxito, a no duda, tenia sorprendido a los rusos. Habian encontrado petroleo en las tierras libres de America; el purgante comunista ahora tenia sabor y musica y su éxito era evidente porque atraia a nuevos adeptos, habia encarnado viejas motivaciones y el engaño y la traición se habian vestido de limpio y aumentado su peligrosidad.
Manolo habia estudiado la DGI; conocia sus métodos y se habia preparado para el encuentro. Como en muchas ocasiones anteriores, seria un gladiador que pelearia solo por la causa de su pueblo y de la Libertad. Como en otras ocasiones, un sexto sentido le decía que todo marchaba bien y confiado, sereno y tenso, viajaba hacia la cita en Caracas, Venezuela.

Cuencas le habia dicho que se hospedara en el Hotel City y que esperara; así lo hizo y allí lo fueron a buscar para llevarlo hasta la embajada cubana de Caracas, Venezuela.

Conducido hasta el cuarto secreto de la Embajada, fue entrevistado durante seis horas y quedo citado para el próximo dia y así sucesivamente durante cinco largos dias.

Manolo comprendió que era para los comunistas mas importante de lo que habia imaginado. Cada dia era sometido a interrogatorios mas severos y bien dirigidos. En Caracas estaban Cesar Cuencas, Luis Pascual y parte de la plana mayor de la inteligencia cubana para hablar con él, habia exitado al comunismo y le daban una importancia tan grande que no veía una resolución.

Como habia hecho en otras ocaciones, Manolo forzó la situación diciendo que lo estaban vigilando, sin saber que parte lo hacia, pero que su presencia repetida en la Embajada Cubana seguramente era conocida por la CIA y que su vida peligraba, de manera que tenia que tomar una decisión rápida o volvería a los Estados Unidos.

En estas circunstancias llegó la inesperada resolución: el gobierno cubano quería que viajara a Cuba para ser interrogado por las figuras máximas de la DGI cubana.
Por medios secretos y pre-establecidos, Manolo habia estado en comunicación constante con su control en Caracas. Le habia comunicado del progreso de las conversaciones, pero al informarle la decisión comunista el control le ordenó que no hiciera nada y que esperara a que hiciera consultas con la superioridad.
Por un teléfono especial llegó la orden de la CIA. Esta era terminante y breve: Abandonar todo el proyecto, ir a la Embajada Americana en Caracas y ponerse bajo la protección de la Embajada.

El gobierno americano no podia autorizar el viaje porque no podia darle el mínimo de protección a su vida ni aun sacarlo de Cuba una vez que estubiera alli.
No valían los argumentos; no era una sugerencia, era una orden. Manolo rehuso cumplir con la órden y simplemente le dijo que el seguia con el proyecto por su cuenta y riesgo. Que no abortaba el trabajo y que bajo su responsabilidad seguia adelante.

Cuando Manolo colgó el teléfono habia cortado todo vínculo con su mundo y habia decidido enfrentarse solo, sin mas arma que su mente ni mas protección que su voluntad, a toda la inteligencia rusa y cubana aunadas, en el empeño de vencerlas a las dos.

Aquel proyecto se había convertido en la obsesión de su vida. Lo había provocado, alentado, cultivado y trabajado pacientemente por largos meses. En su fantasia se habia visto en lucha singular con los sicarios comunistas de Centro y Sur America, pero nunca su imaginación lo llevó a pensar que tendría la oportunidad de enfrentar al monstruo mismo, a todo el aparato de subversión tan laboriosamente montado por el comunismo. Se sentia entero y con aptitudes para la empresa. Su sexto sentido le informaba que todo marcharía bien, que saldria airoso, que debia seguir adelante.

Ahora que el proyecto había llegado a su punto culminante y a un éxito inesperado, Manolo no podia abandonarlo, ni aun un el caso que le costara la vida.
Volvio a la Embajada Cubana y aceptó ir a Cuba. La situación era tan inesperada y habian los comunistas puesto tantas esperanzas en la misma, que tambien ellos estaban eufóricos.

Los esfuerzos de las agencias de inteligencia americanas para ponerse en contacto con Manolo para que desistiera del proyecto que ahora era suicida y loco, fueron interpretadas por el comunismo como intentos de secuestro y lejos de perjudicar, favorecieron los planes de Manolo y robustecieron la confianza de los comunistas en la sinceridad de Manolo y la importancia de su persona.

Para viajar a Cuba Manolo recorreria todo el mundo. Le entregaron un portafolio que debia llevar siempre en la mano y que seria su identificación. Primero viajaría de Caracas a Mexico; alli encontraria un contacto. De Mexico viajara a Canada; de Canada a Bruselas, Belgica, de ahi a Suiza hasta donde llegaria utilizando su pasaporte americano.

En Suiza pasaria por la aduana y entraría en el pais con el pasaporte americano y media hora mas tarde salia por el mismo aeropuerto con otro nombre y con pasaporte diplomático cubano.

Manolo solo sabia el itinerario en los paises libres, una vez que entrara en los paises comunistas, ya todo era misterio, ya solo ellos sabian el itinerario y ya eran duéno de su persona. De Suiza voló a Alemania comunista, y de alli a Praga, Checoeslovaquia.

Al llegar a Praga lo estaba esperando un cubano de apellido Zenen, miembro de la DGI a quien Manolo despues vió en la Habana.

Zenen es un cubano de pelo risado y ancestro Arábe, fiestero, bebedor, fumador de tabacos, vociferante y estridente; un tipo de esos que han hecho del cubano un estereotipo y tratan de ajustarse a él, que hace y dice cosas porque los cubanos son así.

Zenen comenzó un largo interrogatorio personal, pero en medio de las preguntas llegó otra persona y despues de hablar con Zenen el interrogatorio terminó bruscamente y se desvio la conversación hacia otros tópicos.

De Checoeslovaquia voló a Moscú, en el aeropuerto lo estaba esperando Manuel González, otro cubano que fue su baby-sitter en Moscú y despues de dos dias en Moscú, tomo el avion de Aeroflot que lo conduciria a la Habana en un viaje de 17 horas con escala en Portugal.

El avion era moderno y estaba dividio en dos clases; en primera clase viajaba el Embajador ruso en la Habana y en la segunda clase Manolo con una tripulación de pescadores rusos que iban a re-emplazar a los pescadores que regresarian a Rusia.

Al comenzar el viaje, las aeromozas empezaron a repartir en jarras un liquido que los rusos bebian con extraordinaria vehemencia.

Manolo penso que era agua y acepto un vaso y para su sorpresa resultó ser vodka. Como las aeromozas seguian repartiendo el licor libremente y los pasajeros lo bebian apasionadamente, pronto estaban todos borrachos. Como habia dos servicios y estos estaban ocupados, los pasajeros empezaron a vomitar en los pasillos, en los asientos, uno encima de los otros sin que aquello recibiera ninguna atención ni tubiera ninguna importancia. El pasajero al que le vomitaban encima, simplemente pasada la mano para limpiarse el vomito y nada habia ocurrido. El espectáculo era dantesco y denigrante, el ambiente grotesco, denso, el mal olor insoportable, pero aquello no parecia llamar la atención, ni ser algo inusitado, sino al contrario, una cosa normal y corriente.

Despues de una escala en Portugal, al fin el avion llegaba a la Habana, al mismo aeropuerto desde el que habia partido Manolo para el exilio cuando era un niño.
Mil recuerdos emocionantes llegaron a su memoria, pero pronto se rehizo y se preparó para iniciar la larga labor que a si mismo se habia impuesto, para entrar en las oscuras entrañas de aquel monstruo despiadado y brutal.