El Nuevo Herald
28 de julio de 2001

Arrojan copa de vino a la cara de embajador boliviano en México, "a la salud del Che, asesino''

 MEXICO, Jul 27 -- (AFP) -- Una copa de vino fue arrojada a la cara del embajador boliviano en México, Gary Prado, durante una velada literaria en la noche del jueves, al grito de "¡A la salud del Che, asesino!'', reportó la prensa este viernes.

 En la velada, Carlos Véjar presentaba el libro "Plaza Cuicuilco y otros cuentos'', ante algunos de sus amigos, críticos de arte, periodistas y miembros del cuerpo
 diplomático.

 Entre los presentes se encontraba el embajador boliviano Gary Prado, en silla de ruedas, que saludaba a miembros del cuerpo diplomático.

 Después de la presentación del libro se ofreció un cocktail y a uno de los críticos, Alberto Híjar, le habían servido una copa de vino blanco.

 De pronto Híjar reconoció a Prado, se acercó a su silla y lanzándole el vino a la cara pronunció ``¡A la salud del Che, asesino!''.

 ``Los asistentes enmudecieron. Los embajadores procedieron a retirarse sigilosamente y los guaruras (guardaespaldas) del mayor Gary Prado, uno de los asesinos del Che Guevara y actual embajador de Bolivia en México, lo alzaron en vilo y se perdieron en la noche'', reportó el periódico La Jornada.

 Prado, que participó en la captura del Che Guevara en la Quebrada del Yuro, Bolivia, el 8 de octubre de 1967, está confinado a una silla de ruedas desde que en 1981 sufrió un disparo equivocado de un subalterno, que lo dejó paralítico.

 El ahora embajador, ex capitán del ejército boliviano, recordó en un libro testimonial que el mítico guerrillero ``tenía una mirada impresionante, unos ojos claros, una
 melena casi pelirroja y barba bastante crecida. Llevaba una boina negra, uniforme de soldado completamente sucio, una chamarra azul con capucha y el pecho casi
 desnudo, pues la blusa no tenía botones''.

 Según su relato, tres soldados que se apellidaban Balboa, Encinas y Choque, avistaron y dejaron avanzar a dos guerrilleros, uno de ellos herido, el ``Che'', hasta que Balboa se desesperó y les pidió que se rindieran.

 Según el mismo documento, los dos guerrilleros hicieron caso a la orden, pero Simón Cuba, un guerrillero boliviano en cuyo hombro se apoyaba el Che gritó: ``!Carajo, este es el comandante Che Guevara y lo van a respetar!''.

 Luego apareció Prado. El Che se identificó y el ex capitán corroboró su identidad al verle una cicatriz en el dorso de la mano derecha, que la Agencia Central de
 Inteligencia de Estados Unidos (CIA) había radiado como señal particular de Guevara, según el relato.

 Prado ordenó su arresto formal e hizo que le ataran las manos para no correr riesgos, a lo que el argentino contestó: ``Es inútil, hemos fracasado...'', según el testimonio.

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