El Nuevo Herald
2 de agosto de 2001

Exiliado cubano lamenta crimen de Letelier

 Virgilio Paz Romero lo calificó de 'gran error humano'

 RUI FERREIRA
 El Nuevo Herald

 Un exiliado cubano que participó en la conspiración que condujo al asesinato del ex canciller chileno Orlando Letelier en Washington, D.C., lamentó ayer en Miami su participación en los hechos.

 Virgilio Paz Romero encomió a una importante organización del exilio por haberlo sacado de una cárcel de inmigración, donde esperaba ser deportado a la isla pese a que había cumplido su sentencia hace tres años.

 ``En esa época tenia 23 o 24 años, era joven, lleno de ideas. En retrospectiva creo que fue un gran error humano'', dijo Paz , liberado la semana pasada de una cárcel del Servicio de Inmigración y Naturalización (INS), después que abogados de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) presentaron un recurso de habeas corpus.

 Letelier, quien fuera canciller, ministro de Defensa y embajador en Washington del gobierno del presidente Salvador Allende, fue asesinado en 1975 junto a su secretaria estadounidense, Ronni Moffitt, cuando una bomba destruyó el automóvil en que se desplazaban por la capital de la nación.

 Paz Romero añadió que la muerte de Moffitt fue algo imprevisto que le ha provocado un gran remordimiento, pero definió al ex canciller chileno como ``un soldado de su causa''.

 Según la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), el exiliado cubano y otros dos hombres fueron los responsables del atentado, cuyas implicaciones condujeron al
 arresto en Chile, en 1995, del general Manuel Contreras, el ex jefe de la policía política del régimen de Augusto Pinochet, acusado de supervisar el complot.

 Paz Romero, de 49 años, estuvo prófugo de la justicia durante más de una década, hasta que en 1991 se declaró culpable ante un tribunal federal y fue condenado a 13 años. En mayo de 1998, obtuvo libertad bajo palabra, pero como es un extranjero residente que cometió un delito grave, fue inmediatamente confinado en una cárcel del INS en espera de su deportación a Cuba.

 Pero Cuba y Estados Unidos no tienen un acuerdo formal de deportación. Así, Paz Romero cayó en un limbo legal hasta que la Corte Suprema dictaminó hace semanas que este tipo de detención es ilegal.

 Según el director ejecutivo de la FNCA, Joe García, la organización se involucró en los esfuerzos para liberar a Paz Romero para establecer un precedente legal que conlleve a la liberación de convictos cubanos que han cumplido sus condenas criminales.

 ``Nos pareció que este caso era suficientemente representativo para lanzar una batalla legal. Creo que la hemos ganado y ahí están las puertas abiertas'', dijo García, refiriéndose a unos 500 cubanos aún detenidos a pesar de haber cumplido sus condenas.

 García negó que el apoyo de la FNCA a Paz Romero en la gestión signifique una justificación de los actos del segundo.

 ``Lo hicimos para establecer nuestra pauta de líder de nuestro comunidad. No quiere decir que apoyemos el terrorismo, ni ése es un aspecto en este caso'', sostuvo
 García. Es más, ``no quiero entrar en una polémica de esa naturaleza''.

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