Cuba Internacional
6 de diciembre de 2008

El Cojo Castillo: el "eslabon perdido" del crimen de Barbados

Cómplice de Posada y Bosch en el más horroroso acto terrorista que ha provocado la guerra sucia contra Cuba desencadenada por Washington hace ya casi 50 años, el también autor del atentado de Mérida, México, donde es asesinado el cubano Artagñán Díaz Díaz, vive tranquilamente en su casa de Hialeah, Florida

Jean-Guy Allard

Al igual que Orlando Bosch y Luis Posada Carriles, autores intelectuales de la destrucción en pleno vuelo de un avión cubano, el 6 de octubre de 1976, y Frank Castro, hoy convertido en narcotraficante, otro colaborador de la CIA que participó en este acto de terrorismo que ocasionó 73 víctimas, sigue viviendo en Miami sin haber enfrentado nunca a la justicia.
 Un informe del FBI fechado del 2 de noviembre 1976 sitúa a “El Cojo” Castillo en Caracas, "unos días" antes del hecho: "Algunos planes relativos al atentado con bomba contra un avión de Cubana se discutieron en un bar del hotel Anauco Hilton, de Caracas, Venezuela. Frank Castro, Gustavo Castillo, Luis Posada Carriles y Morales Navarrete estaban presentes en la reunión".
 José Luis Méndez es un investigador especializado, autor de numerosos libros sobre el terrorismo contra Cuba. En conversación con GI, analiza nuevos documentos desclasificados sobre el tema, facilitados desde Caracas por la investigadora venezolano-estadounidense Eva Golinger.
 Cómo estudioso del tema del terrorismo anticubano, ¿qué comentario tiene sobre el terrorista Pablo Gustavo Castillo, que se revela como un “eslabón perdido” del crimen contra la nave de Cubana en Barbados?
 Pablo Gustavo Castillo Díaz, alias El Cojo, es un terrorista de larga data, vinculado estrechamente al criminal Orlando Bosch Avila. Fue uno de los tres involucrados en el intento de secuestro del Cónsul cubano en Mérida, que derivó en el asesinato de Artagñán Díaz Díaz, el 23 de julio de 1976. Se fugó de México hacia Estados Unidos, país que no lo extraditó no obstante el pedido realizado por las autoridades mexicanas, y en septiembre de ese año se refugió en Venezuela, donde ya estaba su jefe Orlando Bosch. Ambos amparados por miembros de origen cubano de la DISIP de Venezuela, durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez.
 Este es el período donde la CIA, con total desprecio de la soberanía de Venezuela, toma el control de sus servicios secretos. ¿Cuántos cubanos estaban en la DISIP, la policía política de ese país, en esa fecha?
 Mira, la CIA dentro del plan de contrainsurgencia de los Estados Unidos para América Latina en la década de los sesenta envió a sus agentes a organizar, asesorar, dirigir y participar en varios servicios represivos del continente. Recuerda que Félix Rodríguez Mendigutía estuvo en Perú y Argentina en labores de la agencia. En Venezuela, específicamente, llegaron a finales de los sesenta Luis Posada Carriles, Rafael Rivas Vázquez, José Vázquez Blanco, Orlando García Vázquez, después Ricardo Morales Navarrete y otros delincuentes anticubanos, que fueron naturalizados y colocados en cargos relevantes de ese órgano de seguridad de Venezuela. Toda una constelación de criminales al servicio del Imperio.
¿Qué actividades realizaban?
 Represión contra el pueblo venezolano, primero en la Dirección General de la Policía, DIGEPOL, y después en la DISIP. Realizaron actividades contra la Embajada de Cuba allí, después de restablecidas las relaciones diplomáticas… protegieron a los terroristas de Miami, participaron en la Operación Cóndor y en las actividades de la CORU, contrataron a venezolanos como mercenarios para realizar actos de terror en Panamá, Costa Rica, Barbados, Jamaica y en el Caribe en general, región que los terroristas denominaban “zona de guerra”
 ¿Qué relación tiene Castillo Díaz con esa mafia?
 Fue recibido como uno más y comenzó a participar en actos de terror. Según contó Morales Navarrete a una revista de Caracas, Castillo fue quien preparó las bombas que fueron colocadas en el avión DC-8-43, de Cubana de Aviación, que los terroristas hicieron volar en pleno vuelo, cuando estaba cerca de las costas de Barbados, el 6 de octubre de 1976. Se las entregaron a los mercenarios venezolanos Freddy Lugo y Hernán Ricardo, quienes las colocaron en dos lugares del avión.
Investiga desde hace años los planes de los terroristas anticubanos de volar aeronaves en pleno vuelo. ¿Que descubrió en relación con la tolerancia por la CIA y el FBI de estas actividades criminales?
 Sí, hace años que sigo esa pista y lo más sorprendente que he encontrado es acerca del conocimiento anticipado que han tenido las agencias norteamericanas como la CIA y el FBI sobre estos planes e intenciones y no hicieron nada para evitarlos. Ha sido una complicidad más allá de la impunidad, han sido tan criminales por omisión como los propios terroristas. Han tenido la prepotencia de desclasificar documentos, sin apenas tachaduras, donde se constata, hasta donde saben, ocultan. Han tolerado las acciones de sus terroristas. Desde los tiempos en que George W. H Bush era oficial de la CIA a cargo de planes contra Cuba, después como Director de la Agencia, luego Vicepresidente de los Estados Unidos a cargo del programa antiterrorista y finalmente como Presidente en ejercicio, por más de 40 años, el clan Bush ha protegido a los terroristas de Miami.
 ¿Pablo Castillo no fue detenido en Venezuela, después de la explosion del avion de Cubana, ese  6 de octubre de 1976?
 Lo escondieron y después lo sacaron del país, como hicieron con Bosch, que lo sacaron para Colombia y después lo regresaron a Caracas. Pero antes de llegar a Venezuela, Castillo Díaz cometió varios actos de terror.
¿Recuerda algunos?
 En enero de 1978, las autoridades norteamericanas detienen a Castillo y a Gaspar Jiménez Escobedo, por el asesinato del técnico cubano en Mérida, no los extraditan a México, los liberan unas semanas después. Pero mucho antes, Castillo había sido un “soldado” y te lo digo así por lo similar de la estructura mafiosa de las organizaciones creadas por Orlando Bosch. Primero Poder Cubano, siguió Ejército Libertador Cubano, donde estuvieron Castillo y Mario Solano, después Acción Cubana y el Gobierno Secreto Cubano.
¿Recuerda algunos actos en los que participó o dirigió?
 En la guerra mafiosa de 1975 en Miami, cuando el ajuste de cuentas entre bandas rivales de los terroristas, empeñadas en reajustes de espacios y para controlar la extorsión, que recaudaba fondos con violencia en la emigración. Castillo y Orestes Ruiz Hernández tuvieron una activa participación. Castillo se conjuró para asesinar al comentarista de origen cubano Emilio Millian, le colocaron una bomba en su auto y perdió dos piernas; en el asesinato del gángster cubano Jesús González Carta, alias El Extraño; incluso detonó una bomba en una universidad de Coral Gables, Florida, mientras la luchadora pro derechos civiles, la afronorteamericana Angela Davis, participaba en un acto público, no solo eso, debajo de su auto encontraron explosivos listos para detonar.
 En uno de sus libros, Los Cuervos del Imperio, precisa que Ricardo Alarcón, hoy Presidente de la Asamblea Nacional de Cuba y entonces representante de la Isla ante la ONU, fue vigilado para ser asesinado en New York....
 Sí, durante varios años el entonces embajador de Cuba ante la ONU fue vigilado por Castillo Díaz y Manuel Ortega Muñoz, para atentar contra su vida. También el Teofilo Acosta, fallecido, funcionario de la Misión de Cuba, fue seguido, no lo mataron al confundirlo con una persona parecida a él. Quien organizó todo esto fue uno de los tantos terroristas corruptos de Miami, Antonio Calatayud Rivera.
 De los conspiradores de Caracas, Ricardo Morales Navarrete murió asesinado en Miami. Posada y Bosch están ahora en esa ciudad norteamericana y se benefician de la protección de los Bush. Frank Castro vive en su apartamento del residencial Antares, cerca del Acuario, en Santo Domingo, República Dominicana. Se dice que El Cojo Castillo también vive hoy en Miami, más exactamente en Hialeah, y niega su complicidad a pesar de los hechos.
 Exacto. Castillo radica hoy en Miami, es un profesional del crimen y está en libertad, impune bajo abrigo norteamericano. Así es, como otros tantos criminales de varias nacionalidades, que tienen en los Estados Unidos refugio seguro, los golpistas de Venezuela, Posada, Bosch, Novo, Jiménez, Remón, todos fueron llevados a puerto seguro por sus históricos protectores.
  José Luis Méndez está al terminar su última investigación, El terrorismo anticubano contra los Estados Unidos. 1959-2008. “Como caso de terrorismo doméstico, han criado cuervos y éstos en muchas ocasiones han actuado en Estados Unidos y contra intereses norteamericanos”, comenta. Recopila en este momento información sobre los terroristas anticubanos contra Venezuela, desde 1959 hasta el presente: “es una mega investigación, pero necesaria en el contexto actual”.