Panamá y los terroristas anticubanos

José Luis Méndez Méndez

"Nosotros somos muy respetuosos de las leyes panameñas..."
Pedro C. Remón Rodríguez, cárcel El Renacer,
6 de diciembre de 2002

A principios de este mes se efectuara la vista preliminar para determinar sí continua el proceso judicial que se sigue contra un grupo delincuentes internacionales que pretendían realizar actos terroristas en Panamá en ocasión de la visita del Presidente de Cuba para participar en la reunión anual de mandatarios de Iberoamérica, que esta vez tenía por sede la capital istmeña.

Es la segunda ocasión que se convoca esta sesión. El 5 de diciembre pasado se inició la vista que fue suspendida. La forma en que terminó esa sesión llamó la atención y la curiosidad por los antecedentes del caso, era sobradamente conocido quiénes eran estos terroristas anticubanos, que habían viajado a Panamá con fines magnicidas.

Un vídeo con imágenes de lo acontecido, mostraba los asistentes al juicio, unos a favor y otros en contra de los implicados, viajeros llegados de Miami para solidarizarse con ellos, apasionados activistas locales en reclamo de justicia, e incluso una entrevista realizada por la televisión panameña a los encausados en la misma cárcel donde supuestamente están detenidos, algo insólito por tratarse de uno de los hechos más relevantes acontecidos en Panamá en los últimos años y sus autores ser, según sus prolijos expedientes, terroristas connotados.

La duda de que pudiera tratarse de un hecho aislado ocurrido por primera vez en la geografía panameña con participación de terroristas anticubanos se esfumó al encontrar tantas abrumadoras evidencias, hechos, fuentes documentales norteamericanas que registran el extenso historial violento de los implicados.

El acceder a documentos fidedignos de entidades norteamericanas, que desde hace años bregan con los grupos extremistas cubanos en y fuera de su territorio, resultó útil porque hay numerosos testimonios que demuestran como Panamá ha sido un escenario donde los terroristas han realizado más de cuarenta hechos que han afectado los intereses cubanos, panameños y de otros países.

La primera referencia es el testimonio dado en abril de 1961 por el emigrado cubano Manuel Artime Buesa, quien fuera después Jefe Civil de la fracasada invasión de Playa Girón. Expresó que en un periplo que realizó en 1960, en busca de apoyo económico y político por América Central, para ese plan llegó a Panamá procedente de Costa Rica, estableció contacto con miembros del aún en formación Movimiento Demócrata Cristiano, quienes le facilitaron nombres y accesos a los medios de comunicación, pero le aclararon que el triunfo de la Revolución en Cuba, había causado un efecto favorable en Panamá por el sentimiento anti-norteamericano que existía entonces allí.

Los primeros hechos registrados que relacionan a los grupos terroristas radicados en Estados Unidos con Panamá datan de hace más de cuatro décadas. En 1961 ejecutaron 13 actos de terror contra intereses de Cuba en la capital panameña. Colocaron bombas en su Embajada, su fachada fue reiteradamente manchada de pintura roja, sus funcionarios fueron agredidos, en los jardines explotaron artefactos incendiarios, todo esto causó lesiones a representantes cubanos y cuantiosos daños materiales en ese sólo año, cuando se realizó la invasión a la Isla con la participación de más de mil emigrados cubanos reclutados, organizados y entrenados en Estados Unidos.

El 13 de febrero de 1971 el entonces general Omar Torrijos Herrera denunció un plan de la CIA contra su vida, con la participación de oficiales panameños complotados con el coronel Amado Sanjur, y un grupo de terroristas anti cubanos residentes en Miami. Al año siguiente el mencionado Manuel Artime estuvo involucrado en un plan similar contra la vida del general Torrijos Herrera.

El 12 de octubre de 1974 la organización terrorista Acción Cubana de emigrados cubanos dirigida por Orlando Bosch Avila y Gaspar Jiménez Escobedo colocó una potente bomba en la Embajada de Panamá en Caracas, en represalia por los esfuerzos del entonces gobierno de Panamá para reintegrar a Cuba al seno de la OEA.

El 27 de marzo de 1975 una bomba rompió los vidrios de las ventanas de la oficina de turismo de Panamá en Los_Angeles, California. Se atribuyó la acción a terroristas anticubanos.

Para validar estas informaciones se consultó el informe del FBI 105-304390, remitido por la oficina de esa entidad en Miami a su director en Washington, el 16 de agosto de 1978, se encontró el seguimiento que dio el Buró Federal de Estados Unidos a las actividades de la Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU) desde su creación el 11 de junio de 1976. En el informe se significaba que su principal dirigente era Bosch Avila había llegado a Caracas, Venezuela procedente de República Dominicana el 8 de septiembre de ese año y se reunió con principales jefes de la Seguridad del entonces presidente venezolano Carlos Andrés Pérez, entre ellos Luis Posada Carriles, Orlando García Vázquez y Ricardo Morales Navarrete, quienes lo habían convocado a esa reunión. Posada y Morales eran operativos de la DISIP y García Vázquez jefe de la seguridad presidencial, todos de origen cubano.

El terrorista Bosch y sus anfitriones se reunieron, según el testimonio de una fuente secreta del FBI en este documento, en el restaurante La Hacienda de la capital caraqueña. En el encuentro se le prometió a Bosch facilidades para sus actividades y seguridad para su persona, incluso se le dio un carné que lo acreditaba como miembro de la policía política del país, a cambio se le exigía que no debía realizar dentro de Venezuela. Bosch lo prometió, así como aseguró que no realizaría actos de terror en Colombia, ni en Costa Rica, pero sí en Panamá, donde su grupo continuaría actuando. El argumento para atentar contra intereses panameños era que el gobierno del general Omar Torrijos había restablecido relaciones diplomáticas con Cuba el 22 de agosto de 1974 y él había visitado a ese país entre el 10 y el 15 de enero de 1976, así como desarrollado los nexos bilaterales. Panamá se convirtió en un blanco de los actos de terror de esos grupos.

El 24 de abril de 1976 las autoridades policiales panameñas habían conocido que la organización terrorista denominada Frente de Liberación Nacional de Cuba, tenía planes para secuestrar al embajador de España acreditado en el país.

El terrorista Orlando Bosch, cumplió lo prometido y el 11 de julio de ese año a un mes de creado el CORU, colocó una bomba en la ciudad de Bogotá, Colombia contra la línea aérea panameña Air Panamá, que causó grandes daños materiales. Dos meses después el 18 de septiembre, la propia agrupación de terroristas cubanos de la cual formaba parte el mencionado Frente de Liberación Nacional de Cuba, se adjudicó dos hechos criminales contra las oficinas de la línea aérea Cubana de Aviación en el aeropuerto internacional de Tocumen y la ubicada en la propia capital, que dañó considerablemente los inmuebles y causó pavor a su alrededor. No fue ejecutada una tercera misión que estaba dirigida a colocar una bomba en la línea aérea oficial Air Panamá en la avenida Justo Arosemena en la capital panameña. Los ejecutores fueron los mercenarios venezolanos Freddy Lugo y Hernán Ricardo, contratados por Luis Posada Carriles. El máximo responsable del CORU era Bosch Avila, jefe inmediato de Jiménez Escobedo, que se protegía con el nombre de "Marcos", para ocultar su identidad.

En la reunión de Caracas el 10 de septiembre, Bosch había sentenciado que Panamá sería un objetivo de alta prioridad en su accionar y fue consecuente con esa sentencia.

El 29 de octubre del propio año las autoridades de la Guardia Nacional de Panamá desarticularon un nuevo plan de los mismos terroristas del CORU para secuestrar al Embajador de España y colocar una bomba en la Embajada de Cuba en ese país. El objetivo del plan era proponer su canje para poder liberar a varios terroristas, que habían asesinado a un funcionario cubano en Mérida, México en julio de ese año y se encontraban detenidos en ese país. Uno de ellos, Jiménez Escobedo, fue encarcelado y escapó después a Estados Unidos. Jiménez es uno de los terroristas que están detenidos en Panamá.

En ese año los venezolanos Lugo y Ricardo Lozano, criminales confesos colocaron la bomba que explotó en pleno vuelo en el avión de Cubana de Aviación en Barbados el 6 de octubre.

El 11 de noviembre de 1977 nuevamente fue denunciado otro plan de atentado contra la vida del general Omar Torrijos con la participación de terroristas cubanos, un oficial norteamericano de origen cubano y el respaldo de opositores al gobierno de entonces.

El portugués Carlos Manuel de Oliveira Cabral, uno de los complotados, dijo que el plan había sido planeado en Miami, el fusil que se utilizaría sería suministrado por el coronel del ejército norteamericano Luis Martínez, quien había facilitado además a los complotados datos de los movimientos del general Torrijos. El ejecutor de la acción sería el terrorista de origen cubano José Celso García residente en Miami, un experto en armas y explosivos, que recibiría por su servicio una cuantiosa suma.

Los preparativos se realizaron en Miami en la casa de Pedro Martínez, hermano de Luis, donde participaron Celso García, Luis Martínez y Frank Sturgis, quien había tenido vínculos con la Agencia Central de Inteligencia y participado en el escándalo "Watergate".

El 21 de enero de 1978, un funcionario de la Embajada de Venezuela en Panamá es amenazado por una organización terrorista denominada "Comando Pedro Luis Boitel", un desprendimiento del CORU. Esta acción punitiva fue realizada en represalia por la detención en Caracas, Venezuela del terrorista Orlando Bosch.

El miércoles 20 de septiembre de 1978 el agente especial del FBI Stanley Pimentel a nombre de esa entidad norteamericana alertó a las autoridades panameñas sobre el posible tránsito y accionar de terroristas anticubanos por territorio panameño y solicitó ayuda para la localización y captura de los terroristas, que habían asesinado al ciudadano chileno Orlando Letelier, y a la ciudadano norteamericana Ronni Moffit en Washington el 21 de septiembre de 1976. En este caso estuvo involucrado y enjuiciado en Estados Unidos, Guillermo Novo Sampoll, quien lideraba entonces, en ese país, la organización terrorista Movimiento Nacionalista Cubano (MNC) y hoy también detenido en Panamá.

Se circularon a los terroristas Virgilio Pablo Paz Romero y José Dionisio Suárez Esquivel, el primero fabricó la bomba que mató a Letelier y el segundo la detonó. Según la información que poseía el FBI y entregó a las autoridades del Istmo, los terroristas viajarían a Quito, Ecuador y pasarían por Panamá.

Paz Romero aparecía con la ficha del FBI, número 626.118 L9 y Suárez Esquivel, 264.663 E. Pimentel, precisó que Paz Romero se hacía llamar: Alejandro Bontempi, cuando viajaba junto a Michael Tonwley por Italia; Virgil Paz; Virgilio Paz; Virgilio P. Paz; Virgilio Pablo Paz; Virgil Romero; Virgilio Romero; Virgilio Paz Romero; "Javier" Romero y otras combinaciones de su nombre original. Lo calificó de armado y peligroso, solía usar barba, bigotes o estar afeitado para despistar.

Sobre Suárez Esquivel, dijo que tenía varios alias, entre los más usados estaban: José Dionisio Moisés Suárez Esquivel; José D. Suárez y Dionisio Suárez, armado y peligroso, nacido en Holguín, Oriente, el 17 de febrero de 1939, y agregó que tiene una cicatriz en el labio superior debajo de la nariz.

Las informaciones encontradas conducen a varias conclusiones inobjetables: primero la presencia en Panamá de los terroristas anticubanos que esperan ser enjuiciados actualmente en ese país no era un hecho aislado, estos u otros con iguales intereses y propósitos habían operado con anterioridad en suelo istmeño; sus actos no sólo habían afectado a los intereses de Cuba aquí, sino que habían sido una amenaza para la seguridad y estabilidad de los panameños y para otros países representados y tercero que por lo menos Gaspar Jiménez Escobedo y Luis Posada Carriles habían estado directamente relacionados en el pasado con hechos terroristas en ese territorio.

Algunas de las informaciones hacían referencia a conspiraciones para cometer hechos graves como el reiterado plan mangnicida contra el entonces presidente de Panamá, el general Omar Torrijos Herrera. Apareció vinculado en estos intentos un delincuente internacional de origen cubano radicado en España y ya fallecido, nombrado Jorge Robreño Marieguez, alias "El Mago" Robreño, quien fue capturado, cumplió prisión y escapó de una cárcel panameña. Según artículos publicados en la revista española Interviu consultados, confirmaron que Robreño era un terrorista, residía en Barcelona donde había sido detenido por tráfico de personas al intentar en varias ocasiones introducir ilegalmente marroquíes en suelo español. "El Mago" se fugó con un narcotraficante colombiano de apellido Londoño.

El 31 de julio de 1981 pareciera que otros terminaron la obra que con tanto esmero fraguaron los terroristas anticubanos, ese día caía a tierra panameña un helicóptero y perecía el presidente Omar Torrijos. Este hecho, doloroso para muchos panameños, se convirtió en una oportunidad para los terroristas. Entonces la organización "Cuba Independiente y Democrática" (CID) reclutaron terrorista Eduardo Guillén Guerra, para realizar un atentado contra la vida del presidente Fidel Castro, si asistía a las exequias.

En el mes de julio de 1982 viajó a Panamá un dirigente del CID, para crear una delegación que coordinara acciones en el país, lo que fue ampliamente difundido por los diarios locales El Matutino y Estrella de Panamá.

El 30 de agosto del propio año, Hubert Matos Benítez principal gestor del CID, viajó a Panamá para constituir la delegación. En septiembre siguiente el amigo de Posada Carriles, Nelsy Ignacio Castro Matos, entonces miembro del CID, se trasladó a Panamá para preparar un nuevo viaje de Hubert Matos, con el apoyo del llamado "Comité de Ex Presos", creado en ese país, para ayudar a quienes habían sido liberados de Cuba.

La emigrada Clara María Carrera Justiz Rodríguez Bacardí, mejor conocida como Clara María del Valle y actual vicepresidenta de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) ha viajado con frecuencia a Panamá para asistir a los cubanos allí residentes en espera de pasar a Estados Unidos definitivamente, en particular cuando estaba activado el programa para el "Exodo Cubano", allí ha sido apoyada por los panameños Roberto y Carmen Guardia.

En 1987 llegó a Panamá procedente de Cuba, liberado por las autoridades, el emigrado Roberto Martín Pérez Rodríguez, quien fuera directivo de la FNCA hasta el año 2000. Bajo sus órdenes estuvo el aparato militar de esa organización en la cual figuraban Novo Sampoll y Jiménez Escobedo.

El 6 de julio de 1989 se celebró una reunión en la casa de Adriana Delgado Sepulveda esposa chilena del terrorista Orlando Bosch Avila, en la cual Gaspar Jiménez Escobedo informó haber conocido que el entonces Ministro del Interior de Cuba visitaría Panamá y que era una buena oportunidad para atentar contra su vida, con ese objetivo él había enviado un comando terrorista a ese país.

Un cable de la agencia Reuters fechado en Panamá el 10 de julio divulgó que las fuerzas armadas panameñas habían detenido a un comando integrado por cinco emigrados cubanos y decomisado dos camionetas con un alijo de armas y granadas, por su parte el diario Crítica en la misma fecha añadió que el operativo se había realizado en la madrugada de ese día y que los terroristas habían ingresado ilegalmente por el puesto fronterizo de Paso Canoas limítrofe con Costa Rica. Reconocieron haber sido contratados y enviados por Jiménez Escobedo. La historia de la entrada de ese comando en esa fecha y la del actual detenido en Panamá coinciden.

En 1994 el representante en Panamá de la revista de la Asociación de Combatientes de Bahía de Cochinos, era el emigrado cubano Raymond Molina, veterano la Brigada 2506, quien en la década de los setenta apoyó las actividades de los extremistas cubanos en ese país. El 30 de julio de 1998, Raymond Molina, era buscado por la Fiscalía del Estado de la Florida, por estar vinculado a un fraude electoral en la ciudad de Miami, según trascendió en medios locales.

Molina se dedicaba en el barrio negro de Miami a comprar votos ausentes por 10 dólares cada uno. Molina escapó para Panamá dejando varias cuentas por pagar, entre ellas, una en el periódico Continental por tres mil dólares, también dejo de pagar la renta del local donde tenía su oficina política. Durante los dos últimos años se ha mantenido activo en la defensa de los terroristas detenidos llevados a juicio en diciembre pasado.

El 11 de enero de 1997 se recibe una llamada en la Embajada de Cuba en Panamá donde alertan sobre la supuesta colocación de una bomba en su interior, lo cual resultó falso.

En abril de 1998 los emigrados Jorge Enrique Bringuier y "Cuco" Bringuier viajaron a Panamá. Este último, según fuentes internacionales había colaborado con la CIA cuando esta agencia en la década de los sesenta organizó grupos de emigrados de origen cubano en la Florida para realizar actos violentos, entonces era atendido por el oficial Guillermo Cueto.

En enero de 2001, Cuba solicitó la extradición de los terroristas detenidos. A mediados de marzo, la presidenta de Panamá, Mireya Moscoso, expresó a algunos medios de comunicación que ni Posada, ni los otros encartados serían enviados a ese país, lo cual se hizo firme y oficial el 18 de abril del propio año, además de la promesa de que serían juzgados en ese país por los delitos cometidos.

Estudios estadísticos regionales en materia de seguridad registran que Panamá ha sido el país donde se han ejecutado más actos de terror contra intereses cubanos y del propio país en América Central, por terroristas anticubanos procedentes de Miami, con el apoyo de emigrados residentes en el país.

El espacio es a menudo el enemigo de quienes escriben y en apretada síntesis se ha podido colocar en esta ocasión los primeros aspectos más interesantes encontrados, hay muchos más que atrapan el interés que promete la cobertura de este juicio que comenzará presumiblemente en el primer trimestre del presente año. Una última cuestión: No es cierto lo que afirmó Pedro Remón, otro de los encartados, al ser entrevistado por un periodista de un canal de televisión de Panamá en la cárcel donde está hospedado al siguiente día de suspendida la audiencia preliminar. Estos terroristas han hecho más en y contra Panamá de lo que dicen, la historia los acompaña.