Granma International
12 de Enero de 2001

Académicos de Cuba y EE.UU. analizarán los diversos aspectos de la batalla de Girón

                   • El objetivo es profundizar en aquellos hechos y proyectarlos hacia el futuro
                   para tener una visión histórica de conjunto de ese proceso

                   POR GABRIEL MOLINA Y ALDO MADRUGA

                   JOSE Ramón Fernández, actual vicepresidente del Consejo de Estado y
                   uno de los principales oficiales que bajo el mando directo de Fidel
                   dirigieron la Batalla de Girón hace casi 40 años, habla sobre la
                   Conferencia Científica que con motivo de esa efeméride se celebrará en
                   La Habana el próximo mes de marzo y en la cual estarán presentes
                   participantes en aquellos hechos, investigadores y académicos de Cuba y
                   Estados Unidos. El general (r) comenta diversos pasajes de aquel
                   proceso para Granma Internacional

                   GM: ¿Qué clase de conferencia se planea realizar desde el punto de
                   vista ideológico sobre la Invasión de Girón?

                   JRF: No nos anima el hecho de haber sido los vencedores en aquella
                   batalla, ni de pretender una respuesta de la conferencia que esté viciada
                   por un espíritu triunfalista; no podemos olvidar que aun siendo los
                   vencedores fuimos también los agredidos, y como tal reclamamos y
                   tenemos quejas..., pero de lo que se trata en este caso es de reconstruir
                   aquellos hechos y sacar para el futuro las conclusiones correspondientes.

                   Esta reunión es una conferencia académica que pretende esclarecer la
                   verdad en el mayor grado posible y para ello ha determinado que haya
                   participantes tanto cubanos como extranjeros (si ellos aceptan venir) que
                   sean actores históricos, académicos y políticos; es decir, personas que
                   puedan contribuir, con sus estudios, con sus análisis, como académicos,
                   a valorar aquel suceso; participantes directos que tienen la visión y
                   puedan dar sus criterios y ayudar a valorar aquel suceso, y políticos que
                   conocen las fuerzas que motivaron esa invasión a nuestra Patria.

                   Se han cursado invitaciones a diferentes personalidades, algunas de

                   las cuales ya han aceptado, otras todavía están pendientes. Estamos
                   invitando a actores indirectos, políticos y ejecutores de la invasión, es
                   decir, miembros de la Brigada 2506, y personas que se han dedicado a
                   estudiar e investigar estos hechos, y tienen opiniones y valoraciones.

                   AM: ¿Qué espera Cuba principalmente de esta Conferencia?

                   JRF: La historia la escriben los vencedores en todos los hechos y
                   acontecimientos, y así, por ejemplo, fue cuando los españoles conquistaron este
                   continente e irrumpieron en la vida de sus pobladores. Pero nosotros no hemos
                   podido escribir la historia porque fundamentalmente la mayor parte de los
                   medios y de los recursos han estado a disposición de los que fueron los
                   agresores y perdedores.

                   Ahora nosotros esperamos, al igual que se hizo con la Crisis de Octubre,
                   que se haga con Girón, sobre lo que se ha escrito ya una gran cantidad
                   de libros en Cuba, y en el extranjero, muchos de ellos testimonios de
                   protagonistas directos, y algunos más poéticos que reales. Ahora
                   esperamos tener una visión de conjunto de los hechos, y poder dar y
                   fijar al mundo para la historia los criterios de Cuba sobre aquella batalla.
                   Eso es a lo que aspiramos.

                   GM: ¿Cómo fueron respetados los derechos humanos y las reglas
                   éticas de la guerra por ambas partes?

                   JRF: Por la parte cubana, que es por la cual yo puedo hablar, se respetaron
                   escrupulosamente los convenios internacionales, y todas las reglas éticas y morales
                   que puedan tenerse.

                   No hubo herido que no fuera curado, ni hambriento al que no se le diera
                   alimentos de acuerdo con los recursos que teníamos, ni sediento que no
                   se le diera agua, y a nadie se le maltrató en el orden físico, ni se le
                   hostigó, ni se le provocó en forma alguna, a pesar de la innoble tarea de
                   atacar a su país que recaía sobre los prisioneros, y lo apasionadas y
                   heridas, por la pérdida en combate de valiosos compañeros, que estaban
                   nuestras tropas, por el bombardeo injustificado de vehículos con civiles
                   plenamente identificados por parte de la aviación de los invasores... Sin
                   embargo, se respetó a los prisioneros escrupulosamente.

                   De la parte contraria durante los combates hay testimonios sobre
                   maltratos a prisioneros nuestros por parte de los invasores y mencionó
                   los casos siguientes:

                   1.- Al amanecer del 17 de abril, un B-26 ametralló un camión donde se
                   evacuaba una familia carbonera. El camión iba sin baranda y era visible
                   que quienes iban encima eran civiles, hombres, mujeres y niños, que
                   incluso abrieron una sábana blanca. En el injustificado ataque resultaron
                   muertos la madre de la familia que viajaba en el camión y un hijo y
                   herida la madre de la muerta. También hubo otros heridos. Esto ocurrió
                   en la carretera que conduce de Pálpíte a Jagüey.

                   2.- Al amanecer del 17 de abril, en la curva a la salida de Playa Larga
                   hacia Pálpite, un camión sin barandas que transportaba varias familias de
                   carboneros evacuados fue atacado por fuerzas terrestres de los invasores
                   que habían ocupado a Playa Larga y estaban emboscados en el lugar. A
                   pesar de ser claramente visible que se trataba de un camión civil con
                   personal civil, fue atacado con fuego de fusilería y cañones sin retroceso,
                   lo que hizo estallar el camión.

                   Allí murieron asesinadas Mara Ortiz, carbonera, Dulce María Martín, de
                   sólo 14 años, y herida muy grave por las quemaduras Cira María García
                   y otros más. Los supervivientes tomados como prisioneros fueron
                   conducidos a Playa Larga, donde a Cira García no se le prestó asistencia
                   médica a pesar de sus profundas quemaduras y durante más de 10 horas
                   estuvo agonizando hasta que falleció. A los ruegos de su esposo y demás
                   familiares para que le prestaran asistencia médica una y otra vez, los
                   invasores dijeron que no podían porque no tenían con qué, lo cual era
                   falso. En ese momento disponían del hospital de Cayo Ramona, donde
                   estaban siendo atendidos sus heridos y se negaron a trasladarla.

                   3.- El invasor Erick Fernández del Valle declaró, luego de caer
                   prisionero, y así consta en su expediente, que un mercenario miembro de
                   la Brigada, nombrado Pedro González Fernández, se acercó a Erneido
                   Oliva, segundo jefe de la Brigada, y le pidió permiso para rematar a un
                   herido, dando a entender que a él no le interesaba, y que el mercenario
                   en cuestión se acercó al miliciano herido, le puso una pistola en la cabeza
                   y lo asesinó.

                   AM: ¿Cuál fue a su juicio el principal factor estratégico de cada
                   parte que decidió la contienda entre victoria y derrota?

                   JRF: Desde el punto de vista estratégico, el principal factor estratégico que
                   decidió el desenlace final de la batalla fue la causa justa que defendían los
                   milicianos y combatientes del Ejército Rebelde, la policía, y la Fuerza Aérea
                   Revolucionaria, y su plena identificación con ella, y la disposición de dar la vida
                   por salvarla. El pueblo defendía algo que ya estaba cambiando su vida,
                   conquistas que ya tenían resultados tangibles en el mejoramiento de su vida...

                   Mientras que la mayoría de los invasores, como regla general y salvo
                   algunas excepciones, venían a recuperar privilegios perdidos en la
                   economía, en la política, y específicamente tierras, ganado, centrales
                   azucareros y propiedades en general, cargos en institutos armados o de
                   otro tipo. Venían más de 100 oficiales de las antiguas Fuerzas Armadas.

                   En fin, el factor principal de la guerra es el hombre; sus sentimientos y
                   motivaciones, la causa. Que lo digan los norteamericanos en Vietnam,
                   que lo diga el ejército de la dictadura batistiana. Es el hombre, su espíritu
                   de lucha y la causa que defienda decisivo en una contienda bélica, y eso
                   considero también se cumplió en la Batalla de Girón. Ellos estaban mejor
                   preparados que nosotros, pero no estaban dispuestos a morirse como
                   estábamos dispuestos nosotros.

                   GM: ¿Cómo evolucionaron hasta hoy los participantes en la invasión
                   desde su punto de vista?

                   JRF: Estos se han dividido y atomizado. Por ahí tengo las peticiones de algunos
                   de ellos, de quienes no quiero decir sus nombres, pero las tengo por escrito, donde
                   explican que a la edad que tienen hoy están arrepentidos de lo que hicieron y
                   quieren venir a Cuba y contar todo el intríngulis de aquello que sucedió y que
                   quieren irse tranquilos a la tumba.

                   Esa es una posición, pero hay otro extremo que forma el núcleo de los
                   llamados duros vinculados a la Fundación Nacional Cubano-Americana,
                   que son recalcitrantes y que en su odio contra nuestro país pueden
                   unirse a criminales de la peor calaña... y son aliados de aquellos que
                   cuando creyeron que la Revolución se desplomaba, vociferaron por
                   radio que hacían falta cuando esto sucediera tres días de licencia para
                   matar. Claro, esa licencia hay que tomarla corriendo el riesgo de estar en
                   la boca de los fusiles que tiene nuestro pueblo.

                   Pero en el centro de éstos hay todo un diapasón de personas que se
                   arrepintieron, pero que no quieren decirlo, otros que argumentan que
                   aquello les sirvió de experiencia y a partir de entonces no se meten en
                   más nada. En fin, hay ambos extremos y considero que 40 años son
                   bastantes años y han contribuido a modificar, a abochornar y a despertar
                   la conciencia de algunos, y también a que otros, que aparentemente no
                   tienen conciencia, persistan en los propósitos que los llevaron a aquella
                   batalla, y hoy lo hagan de un modo más descarnado.

                   GM: ¿...Y los inductores de la invasión?

                   JRF: También han evolucionado, por supuesto. He leído obras escritas por
                   algunos de ellos y considero que en sentido general, hasta el propio presidente
                   Kennedy, independientemente de que continuó organizando la guerra contra
                   Cuba, también evolucionó en sus ideas.

                   Creo que muchos, algunos de la CIA incluso, también se han
                   arrepentido, aunque pienso, diciéndolo con franqueza, que más bien se
                   arrepintieron de los métodos utilizados que del fin que perseguían. Como
                   adversarios de clase, con convicciones dadas por intereses que
                   representan y defienden, coinciden —como regla general— en querer
                   acabar con la Revolución Cubana.

                   AM: Setenta y dos horas en la vida de un ser humano como espacio
                   de tiempo es casi nada, pero ¿aquéllas de Girón qué huellas dejaron
                   en usted?

                   JRF: Creo que todos los que participamos en ella tuvimos el privilegio de vivir un
                   momento decisivo de la historia de nuestro país y de nuestro continente, yo por
                   primera vez en una acción combativa, aunque como todo el mundo conoce y no lo
                   oculto en absoluto, yo fui militar antes de la Revolución, y sufrí prisión por luchar
                   contra Batista, y me incorporé a la Revolución con plena conciencia, con plena
                   voluntad, sin reservas de ningún tipo, sabiendo que defendía los intereses del
                   pueblo... lo hice voluntariamente y jamás me arrepentiré.

                   Aquellas 72 horas, viendo el modo cómo actuó el enemigo, viendo los
                   destructores y los portaaviones al alcance de la vista en el horizonte de
                   Girón que merodeaban el escenario de la batalla, viendo cómo todas las
                   armas decían US ARMY, los morteros, los proyectiles de cañón,
                   conociendo a los que venían —más de la mitad de los oficiales invasores
                   habían sido alumnos míos— y la forma en que se prestaban para atacar
                   a su pueblo al servicio de una potencia extranjera por intereses
                   mezquinos y provocaban muerte y dolor entre sus compatriotas, todo
                   eso me marcó para toda la vida y definió mucho mejor de qué bando
                   estaban la razón y la justicia.

                   GM: Cuéntenos algún recuerdo sobre su encuentro con oficiales de la
                   invasión que fueron alumnos suyos.

                   El primero que vi entre los prisioneros era de la promoción anterior a la
                   mía, y cuando me vio corrió hacia mí, se arrodilló y me dijo: "Tú sabes
                   que yo tengo hijos, no me fusilen". Yo le respondí: "Nosotros no
                   fusilamos a nadie sin previo juicio y se hace sólo cuando la causa lo
                   merezca realmente... tranquilo... ¿te han dado de comer, de beber?
                   ¿Necesitas algo? ¿Alguien te ha maltratado?

                   También recuerdo el caso de Oliva, que era un caso diferente. Este era
                   un joven mestizo, no dudo que de algún talento, aunque sin muchos
                   sentimientos. Era el número dos de su promoción, pero había tenido
                   problemas en la escuela. El se sentía discriminado y discriminaba y tenía
                   un carácter muy difícil. Eso motivó que estando en tercer año se
                   analizara su caso para darle baja de la escuela.

                   Bueno, pues yo revisaba cada cierto tiempo la lista de los prisioneros que
                   llegaban, me llama la atención un nombre y entro al lugar donde se les
                   tenía presos y, como establecen las normas de la guerra, es obligatorio
                   para los prisioneros rendirles cortesía a los oficiales del ejército que los
                   capturó, y entonces cuando entro todos se ponen de pie menos uno... yo
                   lo toco y le digo: Prisionero, póngase de pie, y cuando se para y le miro
                   veo que era Oliva, había dado el nombre cambiado.

                   Oliva había desertado de las Fuerzas Armadas estando a las órdenes
                   mías. Al triunfo de la Revolución él estaba pasando un curso en Estados
                   Unidos. En realidad él no tenía crímenes, sería injusto decirlo, y no
                   había por qué perseguirlo, y se le dejó en el ejército. Y cuando Fidel
                   ordenó organizar la Escuela de Responsables de Milicias y me dan esa
                   tarea a mí, yo lo seleccioné para que trabajara conmigo.

                   Como hice con todos los que escogí para la escuela, lo llamé y le dije:
                   Te estoy seleccionando para esto, y le explicaba: es voluntario, si quieres
                   acepta y si no pues no ha pasado nada... no es obligatorio. Entonces él
                   me dijo: Sí acepto, capitán. Me pidió unos días antes de presentarse en
                   Matanzas y desapareció.

                   Por eso cuando lo volví a ver en Girón le dije: Caramba, cuánto tiempo
                   sin verte, me engañaste innecesariamente. El me dijo: Me cogieron
                   porque no tenía municiones. Entonces dije: Sáquenlo, aíslenlo. El era el
                   segundo jefe de la invasión, el que defendió a Playa Larga, donde tantos
                   valiosos compañeros perdimos.

                   AM: Usted estuvo muy cerca de Fidel durante la batalla... háblenos
                   de ese vínculo.

                   Fidel fue el artífice de la victoria, fue quien tomó todas las decisiones
                   acertadas y eso lo sabe y reconoce todo el que estuvo a su lado y
                   combatió junto a él, los comandantes de campo de los frentes, pues allí
                   vinieron fuerzas por Yaguarama, fuerzas por Covadonga, y las fuerzas
                   que vinieron por Australia, que eran las mías y fueron las primeras que
                   llegaron, y otras fuerzas que tenían la orden de no combatir y esperar la
                   desbandada del enemigo. Fidel supo dirigirlo todo y conducirnos a la
                   victoria.

                   Fidel me llamó a las 3 y pico de la mañana, yo estaba dormido a esa
                   hora en Managua. Ya habíamos terminado el primer curso para
                   responsables de milicias, estábamos dando el segundo curso. Ya aquello
                   estaba acomodado y en la mano. Incluso, algo para la historia que
                   desdice un poco lo que opinan los norteamericanos: después del entierro
                   de las víctimas del bombardeo, me llama Sergio del Valle —que
                   entonces era jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas— y me
                   dice: Tengo a Fidel al lado y me dice que te diga que cualquier cosa que
                   acontezca tú no tienes que combatir, que tú tienes que seguir preparando
                   gente.

                   Esto fue a las tres de la tarde y a las tres de la mañana la llamada de
                   Fidel, lo cual indica que nadie esperaba que fuera por Girón.
                   Indudablemente —y esto lo digo sin vanidad ninguna— la unidad mejor
                   preparada de las Fuerzas Armadas en aquel momento era la Escuela de
                   Responsables de Milicias, no hay dudas, gentes que habían tirado,
                   habían hecho fortificaciones, con disciplina, con ejercicio, todo en
                   extremo.

                   La primera decisión de Fidel fue utilizar la aviación, pero no para atacar
                   a los mercenarios, atacar a los barcos para que no se fueran y cortar el
                   cordón umbilical de abastecimiento con las gentes que están en tierra. Y
                   así cada decisión fue acertadísima.

                   Fidel daba órdenes que uno como jefe entendía racionales, lógicas,
                   justas, que exigían el mayor esfuerzo, pero uno las cumplía con
                   satisfacción porque las sabía correctas. Todas estaban dirigidas a liquidar
                   la invasión cuanto antes y evitar la agresión directa que era inminente.
                   Hay que ver en qué circunstancias Fidel se desenvolvía. Las órdenes las
                   daba muchas veces parando en algún pueblo y utilizando un teléfono.
                   Las comunicaciones eran con mensajeros...

                   Recuerdo que cuando yo veo los botes que salen de los barcos invasores
                   hacia tierra pienso que es un desembarco, pero no soy el único que me
                   equivoco, Carrera, que está en un avión, informa: Nuevo desembarco...
                   Yo estaba con unos anteojos, y le mando un mensaje a Fidel, del que
                   siempre me he abochornado, diciéndole que están desembarcando, que
                   me mande un batallón de infantería, y un batallón de tanque para
                   reforzar. Pero el mensaje, por las condiciones de la zona, podía demorar
                   hasta dos horas en llegar a Fidel, pese a que él estaba a unos 10
                   kilómetros de nosotros. Cuando llega el mensaje ya era viejo y Fidel me
                   contesta: Agárralos, que lo que están es escapándose.

                   El estaba muy preocupado de que se nos escaparan. Me dijo por
                   teléfono: Si se escapan van a negar que han invadido a Cuba y
                   mantienen sus fuerzas, hay que agarrarlos. Y los agarramos, a 1 193
                   agarramos.

                   Por lo demás, yo siempre he tenido las mejores relaciones con Fidel y
                   nunca me he equivocado al confiar en él como jefe, como alguien que
                   por su preparación, talento, sentido político y valentía es capaz de tomar
                   las decisiones correctas. Y así ya era en Girón.