El Nuevo Herald
7 de noviembre de 1998

 La Malinche genera polémica cinco siglos después

 Agencia EFE

 México --(EFE)-- Casi cinco siglos después de que La Malinche
 ayudase a Hernán Cortés en la conquista de México, su figura, ahora
 como papel central de una obra de teatro recibida entre ovaciones y
 abucheos, abre otra vieja herida del pueblo mexicano, la penetración
 implacable de Estados Unidos.

 El estigma de maldita persigue a La Malinche, la reciente obra del
 dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda que, dirigida por el alemán
 Johann Kresnik, ha causado todo tipo de reacciones hasta el punto de
 que muchos le auguran una efímera estancia en las salas teatrales de la
 capital mexicana.

 Estas reacciones provocan molestia al autor mexicano, según él mismo
 declaró a EFE, aunque aclaró que se trata de una obra abiertamente
 anti-estadounidense.

 ``Estoy incómodo y mal por haber hecho esta obra, porque los
 mexicanos aún no estamos de acuerdo con temas políticos actuales que
 aún nos dividen'', dijo el escritor.

 Reconoció que la obra constituye una dura crítica a los propios
 mexicanos, que están perdiendo su carácter para convertirse en una
 ``aldea global asociada permanentemente a la economía de Estados
 Unidos''.

 En La Malinche aparecen imágenes vivas de la Virgen de Guadalupe, el
 escudo de la bandera mexicana, desnudos femeninos y masculinos y un
 polémico personaje central, la indígena vista a través del tiempo que
 termina como diputada de oposición.

 El estreno de La Malinche, en el XXXVI Festival Internacional
 Cervantino, provocó una clara división en el público entre quienes
 elogiaron un espectáculo distinto al habitual y aquellos que rechazaron la
 ``violencia visual'' de la obra que, según algunos, provoca incluso el
 vómito.

 La fuerte crítica del dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda a la
 permanente influencia cultural, económica y política de Estados Unidos
 en la vida cotidiana de México ofende y confunde al público, que al final
 termina con una sensación de dolorosa resignación.

 En todas las funciones de La Malinche algunos espectadores abandonan
 la sala ofendidos y contrariados por las imágenes violentas y
 desgarradoras que el director alemán Johann Kresnik ideó para contar
 su visión de la historia actual mexicana.

 Incluso artistas y dramaturgos mexicanos salieron de la sala afirmando
 que La Malinche no es estrictamente una obra de teatro sino una mezcla
 de imágenes de cine con un texto dramático que se interrumpen entre sí y
 llegan a perderse por el exceso de sonidos incidentales.

 Para otros, la obra permite reivindicar la figura de la Malinche como una
 mujer visionaria e inteligente, que dirigió y planeó el avance de los
 soldados españoles a partir de 1519.

 Algunos, por el contrario, ven confirmada la versión de que la mítica
 indígena fue una traidora por ayudar a los conquistadores extranjeros.

 ``La Malinche es un tema muy sensible para los mexicanos y más cuando
 un alemán (Johann Kresnik) habla de los problemas actuales del país, lo
 que ha originado el rechazo y la fascinación. Con esta obra nadie queda
 indiferente'', declaró el dramaturgo mexicano entrevistado por EFE.

 La Malinche, agregó, causa un impacto visual sorprendente que no
 agrada a mucha gente porque presenta una estética a la que el mexicano
 no está acostumbrado y recrea un ambiente que hace sentir al público
 dentro de una pesadilla.

 ``La obra está llena de imágenes que caen sin cesar sobre los
 espectadores, los arrastra y provoca que quieran escapar, ya que va de
 lo sublime a lo sórdido, o de la poesía a la patología'', describió Víctor
 Hugo Rascón Banda.