El Tiempo (Colombia)
5 de marzo de 2002

Paramilitares quieren entrar a la antigua zona de distensión

                  Provistos de armas automáticas, cientos de paramilitares se preparan para avanzar hacia la
                  antigua zona de distensión en busca de los guerrilleros de las Fuerzas Armadas
                  Revolucionarias de Colombia (Farc), mientras crece el temor de que los campesinos queden
                  en medio del eventual fuego cruzado.
 

                  Los paramilitares se alistan en un paraje selvático para lo que uno de sus
                  jefes describió como un combate de largo aliento, de acuerdo con el noticiero
                  privado RCN.

                  El telenoticiero difundió imágenes de los paramilitares entrenándose en el
                  bosque para la lucha cuerpo a cuerpo, portando fusiles de asalto y luciendo
                  uniformes de camuflado y los rostos pintados.

                  "Vamos por las Farc y la población civil no tiene nada que temer", dijo a
                  RCN el jefe de ese escuadrón de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

                  El informe no precisó el sitio donde se entrenaban los paramilitares, pero
                  señaló que es cercano a la zona de selvas, sabanas y montañas de 42.000 kilómetros
                  cuadrados, que fue sede del proceso de paz y estuvo bajo el dominio de las Farc  entre el 7
                  de noviembre de 1998 y el 20 de febrero pasado.

                  El presidente Andrés Pastrana rompió el plan de paz con las Farc el 20 de febrero y ordenó al
                  ejército reasumir el control de la zona, indignado porque los rebeldes desviaron ese día un
                  avión comercial con 34 personas a bordo y secuestraron al senador opositor Eduardo
                  Gechem, uno de los pasajeros.

                  Tras la decisión presidencial, los rebeldes intensificaron sus ataques en
                  diversas regiones del país, con saldo de decenas de muertos y grandes daños en la
                  infraestructura energética, vial y de telecomunicaciones.

                  Las tropas del ejército y la policía controlan los cascos urbanos de los
                  cinco municipios comprendidos en la antigua zona desmilitarizada, tan extensa como Suiza y
                  dos veces más grande que El Salvador.

                  En la antigua zona del despeje viven unos 100.000 campesinos que se dedican principalmente
                  a la agricultura y la ganadería y algunos al cultivo de coca, la materia prima de la cocaína,
                  según los militares.

                  Una fuente del ministerio de Defensa dijo a la AFP que los soldados y
                  policías desarrollan operaciones "para neutralizar por igual a la guerrilla y a
                  los paramilitares, dentro o fuera de la antigua zona de distensión".

                  Pero ese responsable dijo desconocer si los paramilitares se entrenan en
                  cercanías del área del despeje, tal como lo señaló RCN.

                  Cuando estaba vigente el proceso de paz, el jefe del ala política de las
                  AUC, Carlos Castaño, señaló que sus tropas estaban listas para incursionar en los cinco
                  municipios de la región para luchar contra las Farc y quienes apoyan a la guerrilla.

                  Las Farc (17.000 efectivos) y las AUC (10.000) libran una guerra a muerte
                  en diversos lugares de Colombia, la cual incluye ataques contra campesinos y otros civiles
                  ajenos al conflicto pero que cada bando percibe como aliado del rival.

                  Entidades humanitarias expresaron de antemano su temor de que la incursión del ejército y los
                  paramilitares en la antigua zona despejada derive en una guerra abierta y sucia con las Farc,
                  con la población civil en medio del fuego cruzado.

                  Un informe de derechos humanos dado a conocer la víspera por el gobierno de Estados
                  Unidos señala a los paramilitares colombianos como los mayores violadores de las garantías
                  fundamentales en el país andino.

                  Aunque se autodenominan brigadas de autodefensa contra las guerrillas,
                  algunos de los grupos paramilitares son únicamente ejércitos privados de
                  pandillas de narcotraficantes, o de grandes terratenientes, afirmó el documento.

                  Washington también ha señalado que algunas unidades del ejército colombiano tienen nexos
                  con los paramilitares.

                  La Casa Blanca considera como terroristas y narcotraficantes a las AUC, las
                  Farc y al también guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN).