The Miami Herald
Mar. 03, 2002

Los argentinos viven con el pánico de la deportación

                      KETTY RODRIGUEZ
                      El Nuevo Herald

                      Miles de argentinos que viven ilegalmente en Miami, y lograron entrar amparados por el fenecido Programa
                      de Exención de Visas, se sienten acorralados y viven con el temor de ser deportados de un momento a otro.

                      Testimonios reportados a El Nuevo Herald describen casos de deportación de argentinos que
                      aparentemente no cometieron ningún delito, fueron detenidos por la policía local y luego deportados.

                      Está el caso de un hombre de 31 años que iba en su bicicleta cuando fue detenido por un agente de la
                      policía que le pidió sus documentos y el pasaporte. Cuando el agente se dio cuenta que la estadía había
                      expirado, lo arrestó y lo puso a la orden del Servicio de Inmigración y Naturalización (INS).

                      Altas fuentes del Consulado de Argentina en Miami, que no revelaron su identidad, dijeron a El Nuevo
                      Herald que ''ha habido un aumento de este tipo de casos, en los últimos meses'', aunque descartó de
                      que se tratara de ``una persecución contra los argentinos''.

                      Explicó que después del 11 septiembre, el ''control de inmigración se había hecho más severo'', incluso
                      para los ilegales de otras nacionalidades.

                      No obstante, las fuentes consulares revelaron el caso de un argentino sin papeles que fue arrestado
                      dentro del Aeropuerto Internacional de Miami (MIA), mientras esperaba la llegada de un familiar
                      procedente de Argentina, y devuelto a su país a los pocos días.

                      La historia del ciclista deportado fue contada por el dueño del restaurante argentino Rancho Aparte en
                      Miami Beach, Rafael Turano, quien conocía de cerca al jóven deportado.

                      El empresario también se referió a otro caso similar, que le ocurrió a cuatro jóvenes argentinos que
                      conversaban en un automóvil estacionado.

                      Según Turano, la Policía se les acercó, les pidió licencia de conducir y fue hasta sus casas para revisar
                      sus pasaportes. Al ver expirada la estadía, el procedimiento fue el mismo: los pusieron a la orden del
                      INS y los deportaron.

                      Bobby Hernández, el vocero de la Policía de Miami Beach --donde existe un área con gran
                      concentración de argentinos llamada la Pequeña Argentina--, explicó que no pueden arrestar a nadie
                      sólo porque está ilegalmente en el país, aunque dijo que si reciben una llamada telefónica donde les
                      advierten de un caso de un indocumentado, están ``obligados a arrestar a la persona y llamar a
                      inmigración''.

                      ''Esto es algo que siempre hemos hecho y es algo normal. Pero que quede claro que no estamos
                      parando a nadie porque luzca argentino'', dijo Hernández, quien explicó que en los casos anteriores
                      tuvo que haber existido ''una causa probable'' para que el agente detuviera a la persona y le solicitara
                      los documentos.

                      Karen Kraushaar, portavoz del INS en Washington, negó que inmigración tuviera una política de
                      deportación diseñada especialmente para los argentinos. ``En general, todo aquel que se queda
                      después que su visa ha expirado está sujeto a la deportación, y así lo establecen las leyes''.

                      En los últimos tres años, ha habido un incremento en el número nacional de argentinos --no
                      criminales-- que han sido deportados. Las cifras señalan que en 1999, unas 41 personas fueron
                      devueltas al país austral, y en el 2001, el número subió a casi 200 personas. Desde octubre hasta la
                      fecha, --que correspondería al año 2002-- un total de 139 argentinos han sido deportados.

                      Hace más de un mes que Susana --nombre ficticio de una joven argentina en situación ilegal-- no
                      maneja su auto por temor a cometer una infracción de tránsito, ser detenida por un policía y luego
                      deportada por inmigración. ``Me muero de miedo de sólo pensarlo. Trato de no salir casi a la calle''.

                      Susana conoce de cerca el caso de una amiga que fue arrestada recientemente y a la que ni siquiera
                      le permitieron recoger sus pertenencias. ``Imagínate el horror de que eso pueda sucederme''.

                      ''Vinimos aquí para buscar un mejor futuro, pero no sabíamos que la situación para nosotros se iba a
                      poner tan dura'', dijo la entrevistada, que llegó a Miami antes de que explotara la crisis económica en
                      su país.

                      Otra argentina que tampoco tiene papeles, dijo que llevaba ''el miedo por dentro''. Incluso llegó a
                      mencionar que ''no dormía'' hasta que su pareja no regresaba de la calle. ``Vivo siempre con el temor
                      de que nos puedan devolver a Argentina''.

                      Los argentinos estaban entre los pocos latinoamericanos que viajaban a Estados Unidos sin la
                      intención de quedarse, pues sólo venían a ``veranear''.

                      Pero la crisis económica que se desató en el país, obligó a Estados Unidos a sacar a Argentina del
                      Programa de Exención de Visas por ``el incremento del número de argentinos que se valieron del
                      mismo para permanecer ilegalmente en el país.

                      Un total de 538,716 argentinos entraron a Estados Unidos en 1999, amparados por el prorama, y
                      unos 546,711 en el 2000, según cifras del INS, que no pudo precisar el número de personas que se
                      quedaron ilegalmente en el país.

                      Voceros de la Embajada de Argentina en Washington dijeron a El Nuevo Herald que el número de
                      argentinos que vive en el país oscila entre 200,000 a 400,000. El mayor número estaría concentrado
                      en el sur de la Florida.