El Nuevo Herald (Galeria)
Agosto 14, 2007

EL ASALTO AL MONCADA

Olga Connor

En la Casa Bacardí, Carlos-Olga Saladrigas Hall, del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano Americanos, se presentó El mito del Moncada basado en el libro The Moncada Attack: Birth of the Cuban Revolution, de Antonio Rafael de la Cova, con el patrocinio de Herencia Cultural Cubana. El asalto al Cuartel Moncada de Santiago de Cuba el 26 de julio de 1953 le dio nombre al movimiento revolucionario dirigido por Fidel Castro. Pero las verdaderas ocurrencias históricas de ese hecho han sido muy modificadas en la propaganda castrista, que ahora pretende resolver el estudio detallado y minucioso de este libro, habiendo entrevistado su autor a muchos participantes en el suceso (unos 115) y revisado documentos públicos y clasificados del Departamento de Estado norteamericano para la exhaustiva relación histórica que le llevó 31 años concretar.

El moderador fue Marcos Antonio Ramos, director de la revista Herencia, e hizo los comentarios Alberto S. Bustamante, presidente de su Junta Editorial. Este destacó que los cubanos hemos sido víctimas del mito revolucionario. ''Con la revolución comunista se crearon nuevos mitos, el de la invencibilidad del dictador cubano. Hemos sufrido en el camino a la sabiduría'', continuó diciendo. Ramos destacó que jamás se había usado la propaganda como a partir de 1959, y lo que se destaca en este libro es la seria investigación y la búsqueda de la verdad y no de las apariencias.

El autor se lanzó a probar que Castro se había inventado una leyenda de torturas, mutilaciones y desmembramientos de los prisioneros que no era verdad. En su conferencia, De la Cova relató los aspectos de su libro paso por paso, apuntando en el mapa del Moncada donde estaba cada persona en cada momento. Comenzó por la biografía de Castro, su bastardía y sus problemas en la niñez, que lo llevaron a ser acusado del asesinato de dos personas antes de haber cumplido los 21 años. Señaló errores estratégicos en el mal organizado ataque, como el no saber dónde estaba el Cuartel Maestre, ni que no se podía entrar al cuartel a la hora en que lo intentaron, que no sabían que el Palacio de Justicia tenía parapetos, por lo que no podían apuntar con los rifles, y que al estar todos vestidos de militares los santiagueros creían que era otro golpe de estado (que los soldados estaban ''fajados'') y no se unieron al intento revolucionario. Rectifica datos, como el de Léster Rodríguez quien fue el que ocupó el Palacio de Justicia y no Raúl Castro. El resultado fue una conferencia interesante e inquietante, reflejo de un libro revelador.