Varona Guerrero, Miguel. La guerra de independencia de Cuba 1895-1898. La Habana: Editorial Lex, 1946. Vol. II, page 1355.

El 22 de agosto de 1896 llegó a Nuevas Grandes, puerto que forman varios esteros, en el barrio de su nombre, perteneciente al termino municipal de Nuevitas, en la provincia de Camagüey sobre sus linderos con Oriente, el vapor Dautnless, conductor de pertrechos de guerra y hombres bajo el mando del General Emilio Nuñez como Jefe de Mar y del Coronel Rafael Cabrera como Jefe de Tierra.

Aunque estos expedicionarios sufrieron en Charleston una desesperante espera, seguida de alternativas impresionantes, como fue la de que creyentes de que ya se habían soslayado las primeras dificultades para su embarque, surgieron otras nuevas, consistentes en el entorpecimiento de la propuesta reunión en Isla de Navassa de los Generales Carlos Roloff, Emilio Nuñez, Juan Rius Rivera y Miguel Betancourt, a causa de actividades gubernamentales del país. Pero logrado al fin, ese indispensable trasbordo de material y personal en esa Isla de Navassa, cerca a Santiago de Cuba, arribó a Nuevas Grandes, donde el poco calado de sus aguas mantuvo la embarcación a larga distancia de la costa firme, no obstante la favorable circunstancia que tras el peligroso esfuerzo de un grupo explorador que integrado por Adolfo Arenas, Federico Funston y 2 acompañantes más, lograron contacto con el Alférez Juan García primero y una fuerza militar cubana que después les auxiliara en su custodia y desembarque.

Después de ocho horas en su laboriosa descarga, aun no se había llegado ni a la tercera parte. Pero el esforzado tesón de los expedicionarios logró finalizarla con éxito.

Los expedicionarios desembarcados fueron:
1. Coronel Rafael Cabrera
2. Ramón Acosta
3. A. B. Peters
4. W. R. Wellsford
5. José Amores o Martínez Amores, ayudante del Coronel Cabrera.
6. Adolfo Arenas Lima
7. José Nodarse
8. Miguel Salinas
9. Federico Funston, quien luego fue General norteamericano combatiente en Filipinas, donde capturó al General
    revolucionario Aguinaldo.
10. Chas. Huntington
11. Adolfo Cabrera
12. Orfilio Lombard
13. José G. Abreu
14. Doctor José Clark
15. Severo Gómez
16. Joaquín Quintanó
17. Constantino Jaen
18. José de la Cruz Delgado
19. Francisco J. Marín
20. Antonio Díaz Pedroso
21. Leandro Grau
22. Rogelio Gastón
23. Antonio Calzada Domínguez
24. Horacio Wilmski
25. Alberto G. Abreu
26. Pablo Estévez
27. Fernando M. González
28. Vicente Catá Rodríguez
29. Angel Chanvió
30. Ricardo Hernández
31. Alejandro Rodríguez
32. Augusto Ferrer Vaillant
33. Vicente Cortés
34. Manuel Valdés
35. Julio Nieto
36. Modesto León
37. Manuel Portuondo Miyares
38. Alfredo Echevarría
39. Miguel Fundichelli
40. Manuel de Santa Cruz
41. Francisco Infante Pueyes
42. Pedro Cabrera
43. Licenciado Gregorio Menéndez
44. Abelardo Núñez
45. Juan Carbonell

Sobre el coronel Rafael Cabrera y López Silvero, jefe que fue de esta expedición militar, ha sido escaso el recuerdo patriótico de sus méritos, que fueron tantos como los de su interesante personalidad.

Fue Cabrera quien a principios de 1896, ante la penuria económica del Tesorero de la Delegación revolucionaria en Norteamérica, cuando más necesitada estaba de recursos para auxiliar al ejército invasor de occidente, se trasladó a París de Francia, en misión especial para recaudar de la acaudalada cubana doña Marta Abreu de Estévez, alguna voluntaria aportación monetaria, cual fuera hecha por dicha compatriota, en la respetable ascendencia de CINCUENTA MIL PESOS.

Despùés se esforzó tesoneramente en la preparación y desembarque de la expedición militar aquí referida y ya incorporado al Ejército Libertador, aspiró al mando militar de la BRIGADA DE CIENFUEGOS, localidad ésta donde su arraigo social y económico era importante.

En espera de esa destinación, emprendió su marcha desde el cuartel general del General en Jefe Máximo Gómez, hasta las proximidades de Cienfuegos; solamente acompañado de sus Ayudantes José Martínez Amores, José Andreu y una corta escolta.

Más, enfermó de fiebres palúdicas durante su travesía, hubo de hospitalizarle en los montes de la finca LAS OLIVAS, término de Sancti Spiritus, cerca de una lometa donde el brote de fuertes manantiales de agua dulce, forma las cabezas conjuntas de dos importantes ríos de la provincia villareña, nombrados Hatibonico del Norte el primero y Hatibonico del Sur el segundo; con la rara circunstancia de que una parte de esos ricos manantiales, aunque brotan en un solo lugar, pronto se bifurcan a través de inclinaciones del terreno, cuyos declives hacen que una parte de ellos se desvie hacia la vertiente Norte y otra parte hacia la del Sur, para formar inicialmente ambos ríos.

Precisamente en ese lugar, parte que era del distrito civil revolucionario de una Subprefectura, a cargo del Subprefecto apellidado Perdomo, residía en 1896, la señora madre del General Serafín Sánchez Valdivia, rebelde como sus hijos, a la soberanía española. Y en lugar próximo, fue que acaeció la muerte del Coronel Rafael Cabrera, cuyo cadáver enterró el Subprefecto Perdomo, quien a falta de ataud le envolvió en una fuerte manta de lana, color rojo.

Así murió en el año 1897 el Coronel Rafael Cabrera, sin que sus ansias de libertad política estuvieran satisfechas, ni tampoco su modesta aspiración del mando militar de la jurisdicción de Cienfuegos, que era su muy amada patria chica.