Diario de las Américas (Miami, FL.)
24 de agosto de 2004

Ya es hora de parar de repetir que Estrada Palma era Cuáquero

                                                                                            Margarita García-Estévez, Ph.D.
                                                                                            Departamento de Psicología
                                                                                            Montclair State University
                                                                                            Montclair, NJ 07043
                                                                                            garciam@mail.montclair.edu
 

  Tomás Douglas Estrada Palma (nieto del presidente)
  delante de la estatua de su abuelo en la Avenida de
  los Presidentes en el Vedado, La Habana en marzo
  de 1956. (Foto de la colección de la Universidad de
  Miami). 
     Estado actual del monumento a Tomás Estrada Palma
     en la Avenida de los Presidentes en La Habana, donde
     solamente se ven los zapatos de lo que fue su estatua.
     (Foto tomada por un turista en La Habana)
 

 
Detalle del monumento a Tomás Estrada Palma en 2003.

      Sabemos que el primer presidente de Cuba ha sido vilipendiado, difamado y maldecido por los comunistas. Muchos sabemos que en el afán de borrarlo de
la memoria cubana, lo que fue su estatua en la Avenida de los Presidentes en La Habana ha sido convertida en un pedestal sin nombre, sosteniendo solo dos
zapatos de bronce. Es hora, tal vez, de derribar un mito con respecto a Don Tomás, que aunque inocuo en comparación a otras cosas que se han dicho sobre él,
constituye – de todos modos – una afirmación incorrecta. Me refiero al mito de que Estrada Palma se había convertido a la “Sociedad Religiosa de los Amigos,” o
sea a la religión Cuáquera.
      Decidí investigar la veracidad de esa aserción cuando el profesor Louis A. Pérez de la Universidad de North Carolina dijo en forma tajante y autoritaria en
el documental “José Martí: Legacy of Freedom,” recientemente transmitido por PBS, que “Estrada Palma era Cuáquero.” Busqué en los dos libros que yo tengo del
susodicho profesor (“Cuba Between Empires,” y “On Becoming Cuban”) y aunque la misma aserción viene en ambos, en ninguno viene la citación de la fuente.
      En otros libros, artículos y documentos del internet recientes, se repite el mito. Así lo dice J. Font, en su documento de internet “The Quakers Wore
Guayaberas” del mes de mayo de este año. Font también dice que Estrada Palma vivió en “Happy Valley” en el estado de Nueva York, lo que constituye un error –
que mas abajo veremos quien lo cometió por primera vez – porque el nombre del pueblo es “Central Valley.” El mito es también repetido por Monseñor Suárez
Polcari, en su “Historia de la Iglesia Católica en Cuba” publicada el año pasado. Hablando de la controversia que surgió a principios de la república con respecto al
nombramiento del nuevo obispo de La Habana, Monseñor Suárez Polcari dice que don Tomas no quiso envolverse en materias eclesiásticas porque “era
Cuáquero.”
      J. M. Yaremko en su “U.S. Protestant Missions in Cuba: From Independence to Castro,” publicada en el año 2000, también repite el mito. Ninguno de
estos autores indica la fuente de este dato.
      Sin embargo, en ninguno de los textos clásicos de historia de Cuba – de Márquez Sterling, o Portel Vilá, o Calixto Masó, o Ramiro Guerra – se dice nada
de la afiliación Cuáquera de Estrada Palma. Tampoco se menciona en las ediciones de antes y durante la presidencia de Estrada Palma, ni en las reseñas de las
ceremonias del 20 de mayo de 1902 del Diario de la Marina ni del New York Times.
      Entonces decidí ir a fuentes mas rigurosas: la biblioteca histórica Cuáquera de la universidad de Swarthmore en Pennsylvania y la Sociedad Histórica del
pueblo de Central Valley en el estado de Nueva York donde Estrada Palma vivió por unos meses en 1879 y después por 19 años seguidos a partir de 1883. Lo
que descubrí fue que Estrada Palma tenía amigos que habían sido Cuáqueros, pero ninguna evidencia de él se hubiera “convertido.” Por ejemplo, un matrimonio
íntimo amigo de Don Tomás y su familia era el compuesto por David y Susana Cornell de Central Valley. Los dos eran maestros y trabajaron en el Instituto Estrada
Palma; los dos crecieron como Cuáqueros, pero interesantemente David había sido “expulsado” del grupo unos años antes de la llegada de Estrada Palma por no
asistir a las reuniones y por permitir que hubieran bailes en su casa. Cuando Estrada Palma regresó a Cuba a asumir la presidencia en abril de 1902 quiso
desembarcar por Gibara, el mismo puerto de donde había salido como prisionero político de los españoles 25 años antes. El se había jurado a sí mismo no regresar
hasta que Cuba fuera libre. En Gibara, por coincidencia se habían establecidos unos misioneros cuáqueros durante la ocupación norteamericana y ellos, con los
niños alumnos de su “Colegio de los Amigos” (o sea la escuela cuáquera local) estuvieron presentes en las ceremonias derecibimiento del nuevo presidente. En la
correspondencia del misionero en esa día y esa época aparece una descripción detallada de las ceremonias y de los adornos y decoraciones erigidos en el pueblo,
pero no se menciona en ningún momento que el presidente electo fuera compañero de religión.
      ¿De dónde salió entonces el mito? De alguien a partir de 1959.pero ¿de quien? Fue Marcos Antonio Ramos en su difícil-de-conseguir libro titulado
“Panorama del Protestantismo en Cuba” quien aclaró el misterio. El autor del mito fue nada menos que el “lord” británico Hugh Thomas en su libro sobre Cuba de
1971. En él, el famoso historiador también cometió otro error al llamarle “Happy Valley” en vez de Central Valley al pueblo donde vivió Estrada Palma en Nueva
York. Le escribí al Lord Thomas of Swynnerton, y él tuvo la gentileza de responderme: “No tengo récord de la razón por la cual describí a Estrada Palma como
Cuáquero. Supongo que debo haber cometido un error.”
      ¿Por qué ha sido el mito repetido innumerables veces por escritores cubanos y extranjeros, de la isla y del exilio? Tal vez por dejadez. Es mas fácil repetir
que investigar, y después de todo Hugh Thomas tiene una gran reputación (a pesar de que Angel Aparicio Laurencio escribió una crítica mordaz contra el libro y el
autor). Pero tal vez todo empezó por un sutil designio de historiadores revisionistas cumpliendo una consigna del gobierno cubano que le facilitaron esa falacia a Hugh Thomas. El pintar a Estrada Palma como Cuáquero lo separa un poco de la idiosincrasia cubana y lo une filosóficamente aun mas a los anglosajones y a los Estados Unidos. Las religiones protestantes no eran nativas cubanas, sino venían del norte, hablando en inglés. Dado que Don Tomás ha sido llamado marioneta del “imperialismo yankee,” ponerlo como Cuáquero pega perfectamente con el resto de las calumnias que se han echado sobre nuestro primer presidente.
      El 9 de julio se cumplió un aniversario mas (el número 169) del natalicio de don Tomás Estrada Palma. Ya es hora de parar de repetir que el era Cuáquero
y de empezar a rectificar su figura en la historia de Cuba.